El futuro de Bolivia y el de América Latina en general depende de la existencia de democracias verdaderas, sólidas, transparentes, que garanticen las libertades políticas, que permitan con garantías plenas la actuación de la oposición; que aseguren de manera cabal la expresión de la voluntad popular, la alternabilidad política, la pluralidad y otras condiciones reconocidas como fundamentales para la vigencia de este sistema.
Lamentablemente en las últimas décadas hemos visto el deterioro de la democracia como consecuencia de regímenes políticos de diversos extremos, los que han ascendido al poder para perpetuarse en el mismo vulnerando su contenido.
Los retos siguen, los peligros existen. No basta ganar una elección, es necesario el ejercicio del poder democrático apreciando sus verdaderas cualidades y atributos, su auténtico ejercicio.
El futuro de Bolivia está en riesgo si continúan varios elementos preocupantes. Es evidente la crisis política y social que ha dado lugar a la salida de Morales, al surgimiento de un gobierno de transición y el deterioro de la economía.
El gobierno de Morales impuso: “un modelo supuestamente socialista que ha fracasado en el mundo entero” (Lema); una forma personalista del poder; despilfarro; uso indebido de recursos públicos; una distribución de la riqueza favorecido a élites; un régimen en el cual la libertad de expresión sufrió serias limitaciones.
Todas estas situaciones incluida la falta de unidad de la oposición hacen ver que el futuro de Bolivia y otros es preocupante y dependerá de si la democracia real se asume y representa el equilibrio de intereses sociales, respeto al derecho y no como hasta ahora el resurgimiento del autoritarismo, del personalismo intolerante, abusivo, destructor del Estado y la institucionalidad, de la independencia de los poderes públicos, de la disidencia y a la sociedad.
Está por verse si el llamado a la unidad del presidente electo Alce es cierto o si serán vacías sus palabras mientras sigue el modelo que no llamamos bolivariano por no serlo y para no agraviar como se ha hecho el legado político republicano, liberal, democrático del Libertador.
jfd599@gmail.com
Lamentablemente en las últimas décadas hemos visto el deterioro de la democracia como consecuencia de regímenes políticos de diversos extremos, los que han ascendido al poder para perpetuarse en el mismo vulnerando su contenido.
Los retos siguen, los peligros existen. No basta ganar una elección, es necesario el ejercicio del poder democrático apreciando sus verdaderas cualidades y atributos, su auténtico ejercicio.
El futuro de Bolivia está en riesgo si continúan varios elementos preocupantes. Es evidente la crisis política y social que ha dado lugar a la salida de Morales, al surgimiento de un gobierno de transición y el deterioro de la economía.
El gobierno de Morales impuso: “un modelo supuestamente socialista que ha fracasado en el mundo entero” (Lema); una forma personalista del poder; despilfarro; uso indebido de recursos públicos; una distribución de la riqueza favorecido a élites; un régimen en el cual la libertad de expresión sufrió serias limitaciones.
Todas estas situaciones incluida la falta de unidad de la oposición hacen ver que el futuro de Bolivia y otros es preocupante y dependerá de si la democracia real se asume y representa el equilibrio de intereses sociales, respeto al derecho y no como hasta ahora el resurgimiento del autoritarismo, del personalismo intolerante, abusivo, destructor del Estado y la institucionalidad, de la independencia de los poderes públicos, de la disidencia y a la sociedad.
Está por verse si el llamado a la unidad del presidente electo Alce es cierto o si serán vacías sus palabras mientras sigue el modelo que no llamamos bolivariano por no serlo y para no agraviar como se ha hecho el legado político republicano, liberal, democrático del Libertador.
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