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Político fisco-electoral

Habrá más dinero en la calle y en el bolsillo de los electores. Se disparará la inflación (ni qué decir del tipo de cambio entre el bolívar y el dólar), pero habrá esa falsa sensación de bienestar...

  • JOSÉ SANTIAGO NUÑEZ GÓMEZ

26/09/2020 05:00 am

La evidencia empírica demuestra la existencia de una relación directamente proporcional entre el nivel de la liquidez y el juicio que se hace la gente sobre la bondad del gobierno: a mayor liquidez mejor opinión sobre el gobierno. El hecho simple de tener más dinero en el bolsillo crea una sensación de bienestar que se comunica al juicio sobre el gobierno; y ello, incluso, independientemente de que la economía del país marche mal o, peor, que sus males -señaladamente la inflación- se agraven, que ese “más dinero en el bolsillo” compre menos, mucho menos. Expuestos a los trances electorales, los gobiernos gastan más (típicamente endeudándose) para aumentar la liquidez y, con ella, su nivel de aprobación y su efecto sucedáneo: la disposición de la gente a votar por él. Esa política fisco-electoral tiene en Venezuela episodios tan remotos como el incrementado y deficitario gasto fiscal ejecutado por el gobierno de Pérez Jiménez en 1957 -año electoral-, contrariando las recomendaciones del banco central (Peltzer).

Aumentar la liquidez vía el gasto fiscal fue lo que hizo Chávez para enfrentar el nada auspicioso pronóstico que existía en mayo de 2010 sobre los resultados de la elección de la Asamblea Nacional que debía realizarse en diciembre de ese año. Pero si ese comentario pudiera calificarse de ser una simple especulación sobre el hecho cierto del significativo aumento de la liquidez en el segundo semestre de 2010, en el caso de la elección presidencial de 2012, el “delito fisco-electoral” es expreso: se lee en la carta publicada por Giordani (Ministro de Finanzas) en 2013; según él, de consuno con Chávez y para abortar el triunfo de la oposición, decidieron acciones contrarias al interés nacional pero útiles al propósito de ganar la elección (él habla de salvar la revolución): endeudar el país para gastar más. 

A esa misma política fisco-electoral, dañina a la economía del país, pero de beneficio electoral para el gobierno, corresponde la reciente decisión de éste de modificar el encaje bancario. Habrá más dinero en la calle y en el bolsillo de los electores. Se disparará la inflación (ni qué decir del tipo de cambio entre el bolívar y el dólar), pero habrá esa falsa sensación de bienestar que puede ayudar a la causa electoral del gobierno. 
 
SANTINUNEZ@Yahoo.com
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