Espacio publicitario

Política ¿por qué?

La democracia genuina debe ser direccionada por la justicia, virtud política que contribuye a la correcta estructuración del alma

  • JULIA ALCIBIADES

18/09/2020 05:00 am

En la primera página de Politeia, texto de diez Libros traducido por Cicerón como República, Platón describe una escena en la cual están Glaucón (su hermano) y Sócrates (su maestro) en El Pireo atendiendo al Festival de una diosa, no identificada hasta el cierre del primer Libro. Cuando se dirigen de vuelta a Atenas son interrumpidos por un grupo de conocidos comandados por Trasímaco, quien interpela a Sócrates diciéndole: “Sócrates, o tú y tu compañero demuestran que son más fuertes que todos nosotros juntos, o te ordenamos que te quedes”. Sócrates le responde: “¿Y no hay otra posibilidad, que mi amigo y yo los persuadamos que debemos irnos?”. Aquél responde: “No, porque no vamos a querer oírte”. El diálogo cierra cuando Sócrates concede: “Entonces vamos contigo, pues, porque si no nos escuchan no hay persuasión posible”.

He aquí el problema político por excelencia expresado en la dicotomía fuerza-persuasión. Lo que Trasímaco impone es la regla de la mayoría como vía para arribar a acuerdos. Sócrates cede porque sin reglas de convivencia, explícitas y compartidas, las minorías quedan silenciadas por el ejercicio de la fuerza impuesta por una democracia mal entendida, evidenciada en la negación de otra posibilidad, lo que cercena la emergencia de cambios imparciales consensuados.

La democracia genuina debe ser direccionada por la justicia, virtud política que contribuye a la correcta estructuración del alma, así como de la comunidad política como un todo, orientada por un principio de racionalidad pública. Todo el Libro I de Politeia es un debate sobre las nociones comunes de justicia: hacerle el bien al amigo y el mal al enemigo o imposición de las figuras de poder mediante la fuerza o el uso de la ley para su conveniencia. Sócrates demuestra las contradicciones de todas esas posturas mediante el siguiente principio argumentativo: el ejercicio de un concepto no puede dar cabida a su contradicción. Así se llega al final de ese Libro cuando, finalmente, Trasímaco concede, a regañadientes, su error: “sea, Sócrates, regocíjate en el festín de Bendis”. He aquí la diosa a la cual estaba dedicado el festival. Bendis es una advocación de Artemisa, la diosa de los bosques; ella se mantiene virgen y ha escogido alejarse de las ciudades: ha elegido no relacionarse de forma individual ni social; le ha dado la espalda a la civilización, se ha sumergido en la barbarie.

Esta dicotomía civilización-barbarie vertebra la concepción política plasmada por el insigne prosista, Rómulo Gallegos, en Doña Bárbara. Sin la Política, entendida como la inteligencia genuinamente civilizatoria para concebir y poner en marcha una sociedad política, ella queda en manos de Bendis, la barbarie. El ente político, que en tiempos de Platón era denominado Politeia; así como desde: Hobbes, Estado; Easton, sistema político; Rawls, instituciones; necesita concebirse mediante una reflexión racional y consensuada sobre la Justicia. Bendis debe respetarse, pues de lo contrario la configuración del espacio público inexorablemente termina en las desviaciones sobre las que alerta Platón, plasmadas brillantemente por Gallegos en los personajes de su excelsa novela.

Santos Luzardo quiere asumir “la obra civilizadora” implantando, como primer paso, “la costumbre de la cerca” para defender su propiedad de Doña Bárbara, pues con esta medida “empezaría la civilización de la llanura; la cerca sería el derecho contra la acción todopoderosa de la fuerza, la necesaria limitación del hombre ante los principios”. Antonio –otro personaje– le dice que “para eso sería menester cambiar primeramente el modo de ser del llanero”. Entristecido, Luzardo cavila, luego da cabida a la esperanza y murmura: “Algún día será verdad. El progreso penetrará en la llanura y la barbarie retrocederá vencida. Tal vez nosotros no alcanzaremos a verlo; pero sangre nuestra palpitará en la emoción de quien lo vea” (Rómulo Gallegos, Doña Bárbara, Capítulo XII).

@juliaalcibiades juliaalcibiades@gmail.com
Siguenos en Telegram, Instagram, Facebook y Twitter para recibir en directo todas nuestras actualizaciones
-

Espacio publicitario

Espacio publicitario

Espacio publicitario

DESDE TWITTER

EDICIÓN DEL DÍA

Espacio publicitario

Espacio publicitario