Disputa por Jerusalén
Por su parte, Arabia Saudita había aseverado, aun desde antes del anuncio de Trump, que la medida “tendría un impacto nocivo en el proceso de paz”
El problema/disputa por esta ciudad surge desde 1980, cuando el Estado de Israel la declaró como su capital; los palestinos, designaron a Jerusalén del Este como sede de su Estado. En efecto, ningún asunto de Medio Oriente ha sido tan litigioso como el estatus de Jerusalén, una ciudad que palestinos y judíos reclaman como su capital.
Aunque potencia alguna haya reconocido ninguno de stos reclamos, salvo EEUU cuyo presidente Trump admite, oficialmente, desde 2017, a Jerusalén como la capital de Israel y ha decidido ubicar la legación ahí. Y, es aquí donde estriban las recientes tensiones entre israelíes y palestinos. Mediante tal anuncio, EEUU se convierte en el primer país que reconoce a Jerusalén como la capital del Estado de Israel desde su fundación en 1948, decisión que Francia no aprobó, porque según el presidente Macron, tal decisión “contraviene la ley internacional, así como todas las resoluciones del Consejo de Seguridad de NU”.
Por su parte, Arabia Saudita había aseverado, aun desde antes del anuncio de Trump, que la medida “tendría un impacto nocivo en el proceso de paz”. Jordania, el presidente de la Liga Árabe, Abul Gheit y Turquía, compartieron igual criterio.
Recordemos la Declaración Balfour del gobierno inglés durante la I Guerra Mundial, donde anuncia su apoyo para erección de un “hogar nacional” del pueblo judío en la región Palestina, que conformaba parte del imperio otomano y generó al actual Estado de Israel.
Mediante Resol 181 de la ONU, 1947, se fijó la división de Palestina entre un Estado judío y otro árabe; se pensó, también, en considerar a Jerusalén como una “entidad aparte”, internacionalizada, que administraría por unos diez años la ONU; luego, un referendo para definir su destino.
El documento establecía, además, garantía de protección, el libre acceso y la libertad de culto en los lugares sagrados de la ciudad, no solo para sus residentes sino incluso para los extranjeros, sin excepción alguna.
Plan que no cristalizó por eclosión de la primera guerra árabeisraelí en 1948, que trascendió en la división de la ciudad en dos partes a saber: Jerusalén este en poder árabe, a demarcarse, hoy día, como su capital en el mapa del Estado de Palestina, según el presidente Abbas y Jerusalén oeste a manos de Israel. Pero, desde 1967, se incluye la ciudad vieja y los lugares sagrados, que estaban en poder de Jordania; la ciudad bajo control total de Israel. Y, el Knesset o parlamento israelí aprobó una ley de protección a los lugares sagrados, que garantizaba el acceso a éstos por parte de los fieles de ambas religiones.
Isaimar@gmail.com
Aunque potencia alguna haya reconocido ninguno de stos reclamos, salvo EEUU cuyo presidente Trump admite, oficialmente, desde 2017, a Jerusalén como la capital de Israel y ha decidido ubicar la legación ahí. Y, es aquí donde estriban las recientes tensiones entre israelíes y palestinos. Mediante tal anuncio, EEUU se convierte en el primer país que reconoce a Jerusalén como la capital del Estado de Israel desde su fundación en 1948, decisión que Francia no aprobó, porque según el presidente Macron, tal decisión “contraviene la ley internacional, así como todas las resoluciones del Consejo de Seguridad de NU”.
Por su parte, Arabia Saudita había aseverado, aun desde antes del anuncio de Trump, que la medida “tendría un impacto nocivo en el proceso de paz”. Jordania, el presidente de la Liga Árabe, Abul Gheit y Turquía, compartieron igual criterio.
Recordemos la Declaración Balfour del gobierno inglés durante la I Guerra Mundial, donde anuncia su apoyo para erección de un “hogar nacional” del pueblo judío en la región Palestina, que conformaba parte del imperio otomano y generó al actual Estado de Israel.
Mediante Resol 181 de la ONU, 1947, se fijó la división de Palestina entre un Estado judío y otro árabe; se pensó, también, en considerar a Jerusalén como una “entidad aparte”, internacionalizada, que administraría por unos diez años la ONU; luego, un referendo para definir su destino.
El documento establecía, además, garantía de protección, el libre acceso y la libertad de culto en los lugares sagrados de la ciudad, no solo para sus residentes sino incluso para los extranjeros, sin excepción alguna.
Plan que no cristalizó por eclosión de la primera guerra árabeisraelí en 1948, que trascendió en la división de la ciudad en dos partes a saber: Jerusalén este en poder árabe, a demarcarse, hoy día, como su capital en el mapa del Estado de Palestina, según el presidente Abbas y Jerusalén oeste a manos de Israel. Pero, desde 1967, se incluye la ciudad vieja y los lugares sagrados, que estaban en poder de Jordania; la ciudad bajo control total de Israel. Y, el Knesset o parlamento israelí aprobó una ley de protección a los lugares sagrados, que garantizaba el acceso a éstos por parte de los fieles de ambas religiones.
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