Fotoform. Toni Schneiders
En la foto “Karussell auf dem Dom (carousel at the cathedral)” (1950), la intensa y definida luz y sus movimientos circulares otorgan una sensación de velocidad
Toni Schneiders se ganó un puesto entre los fotógrafos más reconocidos mundialmente, entre otras razones, por haber sido miembro de “Fotoform” del cual fue cofundador en 1949 junto a otros fotógrafos como Siegfried Lauterwasser y Ludwig Windstosser. Dicho grupo se considera que tuvo un importante papel en la fotografía de la Alemania post guerra.
Nació en el municipio alemán de Urbar en 1926. Realizaría sus aprendizajes como fotógrafo en Coblenza, entre 1936 y 1939 cuando llega a alcanzar el grado de maestro. Durante ese período, Schneiders adquiere su primera cámara Leica, la cual estaría utilizando hasta ya bien entrada la década de los años cincuenta.
Durante la Segunda Guerra Mundial es alistado inicialmente como soldado, pero sus habilidades con la fotografía lo llevarían a partir de 1942 y hasta 1944, a ser asignado como corresponsal de guerra. Esta actividad la realizaría principalmente en Francia e Italia. En los archivos federales de la ciudad alemana de Coblenza se mantiene una serie fotográfica de Schneiders, conformada principalmente por la liberación del para entonces dictador italiano Benito Mussolini por parte de las fuerzas alemanas en 1943.
Una vez finalizada la guerra, dedica sus esfuerzos iniciales en organizar un taller de fotografía en Meersburg (1948) ciudad a la que se había dirigido dos años antes. Se considera que Schneiders logró plasmar en sus fotografías, como pocos, la condición emocional de los ciudadanos alemanes de la postguerra.
A partir de 1950 asume en Hamburgo la dirección del estudio Werner Mansfield, experiencia que sería de especial influencia en su futuro.
Una vez asentado en Lindau, inicia en 1953 y hasta 1969, numerosos viajes que lo llevan a Japón, Etiopía, Cerdeña, Yugoslavia, Creta, África del Norte y el sudeste asiático. Estos recorridos le permitieron enriquecer su portafolio con miles de fotografías. Su importante archivo principalmente con imágenes de la naturaleza, las personas y obras arquitectónicas, sirvieron para ilustrar cerca de dos cientos libros.
Para 1970 su interés se orienta hacia las fotografías cuya temática es Europa, su arte e historia cultural. En 1999 recibe el Kulturpreis der deutschen Gesellenshaft für Photographie (Premio de cultura de la Asociación Alemana de Fotografía), uno de los reconocimientos más importantes que se otorga en el ambiente fotográfico de ese país europeo.
Se destacan en sus obras la maestría con las que utilizó el blanco y negro como colores puros, así como las diversas tonalidades de grises. Por ejemplo, en su obra titulada “Weichen (points)” (1957), se observa lo que al parecer es una estación de vagones de trenes. Los protagonistas son los rieles, los cuales fueron fotografiados en un ángulo donde destacan sus curvas, que otorgan una sensación de movimiento y cuya luminosidad particular es imposible de dejar a un lado incluso en el horizonte.
En la foto “Karussell auf dem Dom (carousel at the cathedral)” (1950), la intensa y definida luz y sus movimientos circulares otorgan una sensación de velocidad, de aceleración casi propia de objetos estelares. Puede decirse que es una foto que viaja en el tiempo ya que posee un toque de modernidad que aún hoy es válido.
Cuando se trata de las personas, Schneiders tuvo la habilidad de captar los momentos y expresiones especiales y que transmiten las emociones de quienes son objeto de su cámara. “Wartende Frau (woman waiting)”, por ejemplo, realizada en 1951, muestra a una mujer sentada en lo que parece el vagón de un tren. Observa con tristeza a través de la ventana salpicada de agua de lluvia y en un entorno oscuro al que Schneiders supo sacarle provecho para destacar el cabello desordenado de la mujer y los detalles de su rostro. Al fondo, una ventana ofrece algo de luz, pero también refuerza la idea del movimiento del tren.
La naturaleza fue otra de sus grandes pasiones a las que dedicó miles de fotografías que van desde composiciones complejas hasta las más sencillas y no por ello menos valiosas. Por ejemplo, en “Jahresringe”, (1959) muestra la superficie de un tronco recortado. El impresionante nivel de detalle y el uso de las sombras, crea una sensación de relieve que invita a tocar la imagen, a sentir los surcos de la madera y a admirar la paciente obra de la naturaleza.
Sus obras han sido motivo de varias exposiciones entre las que destaca las realizadas en los museos Kunstmuseum Städtischen Singen y el Landesmuseum Koblenz, en ocasión a su aniversario 85 en el año 2006. Habría que sumarle las de Ein Klassiker der deutschen Fotografie, Museen Regensburg, Fotografien 1947-2004, Städtische Galerie, Bad Saulgau, ambas en el 2004 y la del 2007: Photographien, Galerie Bernheimer, Múnich.
En 1952 mientras se encontraba en Lindau, se casó con Ingeborg Thomann, quien acompañaría a Scheneiders hasta su muerte ocurrida un día como hoy el 4 de agosto del 2006.
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Nació en el municipio alemán de Urbar en 1926. Realizaría sus aprendizajes como fotógrafo en Coblenza, entre 1936 y 1939 cuando llega a alcanzar el grado de maestro. Durante ese período, Schneiders adquiere su primera cámara Leica, la cual estaría utilizando hasta ya bien entrada la década de los años cincuenta.
Durante la Segunda Guerra Mundial es alistado inicialmente como soldado, pero sus habilidades con la fotografía lo llevarían a partir de 1942 y hasta 1944, a ser asignado como corresponsal de guerra. Esta actividad la realizaría principalmente en Francia e Italia. En los archivos federales de la ciudad alemana de Coblenza se mantiene una serie fotográfica de Schneiders, conformada principalmente por la liberación del para entonces dictador italiano Benito Mussolini por parte de las fuerzas alemanas en 1943.
Una vez finalizada la guerra, dedica sus esfuerzos iniciales en organizar un taller de fotografía en Meersburg (1948) ciudad a la que se había dirigido dos años antes. Se considera que Schneiders logró plasmar en sus fotografías, como pocos, la condición emocional de los ciudadanos alemanes de la postguerra.
A partir de 1950 asume en Hamburgo la dirección del estudio Werner Mansfield, experiencia que sería de especial influencia en su futuro.
Una vez asentado en Lindau, inicia en 1953 y hasta 1969, numerosos viajes que lo llevan a Japón, Etiopía, Cerdeña, Yugoslavia, Creta, África del Norte y el sudeste asiático. Estos recorridos le permitieron enriquecer su portafolio con miles de fotografías. Su importante archivo principalmente con imágenes de la naturaleza, las personas y obras arquitectónicas, sirvieron para ilustrar cerca de dos cientos libros.
Para 1970 su interés se orienta hacia las fotografías cuya temática es Europa, su arte e historia cultural. En 1999 recibe el Kulturpreis der deutschen Gesellenshaft für Photographie (Premio de cultura de la Asociación Alemana de Fotografía), uno de los reconocimientos más importantes que se otorga en el ambiente fotográfico de ese país europeo.
Se destacan en sus obras la maestría con las que utilizó el blanco y negro como colores puros, así como las diversas tonalidades de grises. Por ejemplo, en su obra titulada “Weichen (points)” (1957), se observa lo que al parecer es una estación de vagones de trenes. Los protagonistas son los rieles, los cuales fueron fotografiados en un ángulo donde destacan sus curvas, que otorgan una sensación de movimiento y cuya luminosidad particular es imposible de dejar a un lado incluso en el horizonte.
En la foto “Karussell auf dem Dom (carousel at the cathedral)” (1950), la intensa y definida luz y sus movimientos circulares otorgan una sensación de velocidad, de aceleración casi propia de objetos estelares. Puede decirse que es una foto que viaja en el tiempo ya que posee un toque de modernidad que aún hoy es válido.
Cuando se trata de las personas, Schneiders tuvo la habilidad de captar los momentos y expresiones especiales y que transmiten las emociones de quienes son objeto de su cámara. “Wartende Frau (woman waiting)”, por ejemplo, realizada en 1951, muestra a una mujer sentada en lo que parece el vagón de un tren. Observa con tristeza a través de la ventana salpicada de agua de lluvia y en un entorno oscuro al que Schneiders supo sacarle provecho para destacar el cabello desordenado de la mujer y los detalles de su rostro. Al fondo, una ventana ofrece algo de luz, pero también refuerza la idea del movimiento del tren.
La naturaleza fue otra de sus grandes pasiones a las que dedicó miles de fotografías que van desde composiciones complejas hasta las más sencillas y no por ello menos valiosas. Por ejemplo, en “Jahresringe”, (1959) muestra la superficie de un tronco recortado. El impresionante nivel de detalle y el uso de las sombras, crea una sensación de relieve que invita a tocar la imagen, a sentir los surcos de la madera y a admirar la paciente obra de la naturaleza.
Sus obras han sido motivo de varias exposiciones entre las que destaca las realizadas en los museos Kunstmuseum Städtischen Singen y el Landesmuseum Koblenz, en ocasión a su aniversario 85 en el año 2006. Habría que sumarle las de Ein Klassiker der deutschen Fotografie, Museen Regensburg, Fotografien 1947-2004, Städtische Galerie, Bad Saulgau, ambas en el 2004 y la del 2007: Photographien, Galerie Bernheimer, Múnich.
En 1952 mientras se encontraba en Lindau, se casó con Ingeborg Thomann, quien acompañaría a Scheneiders hasta su muerte ocurrida un día como hoy el 4 de agosto del 2006.
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