El ser humano se convirtió en la especie dominante del planeta porque fue capaz de establecer canales de cooperación cada vez más vastos. Cuando estudiamos a los chimpancés, que son los seres vivos más parecidos a nosotros, y de los que procedemos, nos damos cuenta de que el chimpancé dominante es aquel capaz de establecer la coalición de colaboración más amplia. Sin embargo, mínima con relación a lo que después hizo el hombre para unir voluntades y cambiar la faz de la tierra.
La evolución biológica del ser humano se vincula a una serie de cambios adaptativos y “fortuitos” que dieron paso al homo sapiens, que tuvo un cerebro más grande y superior. En todo caso, existe la tesis del “eslabón perdido”. En esa cadena indescifrable para muchos creyentes estuvo la mano de Dios. Origen también del principio del universo. De la nada, ocurrió de pronto el “Big Bang”, donde estuvo el ser providencial.
Fuimos grupos de tribus nómadas, de cazadores y recolectores, antes de que llegara la revolución agrícola e industrial y de fundar las grandes ciudades. Hoy cuando observo el duro trabajo que se desarrolla en muchas fábricas del mundo, el hacinamiento en las grandes ciudades, la migración forzosa y la pobreza extendida, la pregunta que surge es si todo este sacrificio valdrá la pena. Hemos aniquilado especies enteras y maltratamos a muchas en función de obtener beneficios. Estamos causándole incluso severos daños a la ecología del planeta.
¿Hacía qué forma de seres estamos evolucionando? La manipulación genética y la inteligencia artificial avanzan a pasos agigantados. Lo hemos visto en plantas y animales. Lo que viene es la creación de una raza más fuerte de seres humanos que desplazará a las demás. Quienes tengan los recursos los emplearán en que sus hijos y nietos puedan ser más fuertes. Esto traerá mayores desigualdades. ¿Podrá la inteligencia artificial superar y suplantar al ser humano? Es otra posibilidad. Una combinación de hombre con inteligencia artificial.
Todas estas inquietudes e interrogantes me surgen al empezar a leer “Sapiens: De animales a dioses”. Interesante libro para estimular un debate, que abre las puertas en la búsqueda de una verdad que puede superar al propio autor.
@OscarArnal
La evolución biológica del ser humano se vincula a una serie de cambios adaptativos y “fortuitos” que dieron paso al homo sapiens, que tuvo un cerebro más grande y superior. En todo caso, existe la tesis del “eslabón perdido”. En esa cadena indescifrable para muchos creyentes estuvo la mano de Dios. Origen también del principio del universo. De la nada, ocurrió de pronto el “Big Bang”, donde estuvo el ser providencial.
Fuimos grupos de tribus nómadas, de cazadores y recolectores, antes de que llegara la revolución agrícola e industrial y de fundar las grandes ciudades. Hoy cuando observo el duro trabajo que se desarrolla en muchas fábricas del mundo, el hacinamiento en las grandes ciudades, la migración forzosa y la pobreza extendida, la pregunta que surge es si todo este sacrificio valdrá la pena. Hemos aniquilado especies enteras y maltratamos a muchas en función de obtener beneficios. Estamos causándole incluso severos daños a la ecología del planeta.
¿Hacía qué forma de seres estamos evolucionando? La manipulación genética y la inteligencia artificial avanzan a pasos agigantados. Lo hemos visto en plantas y animales. Lo que viene es la creación de una raza más fuerte de seres humanos que desplazará a las demás. Quienes tengan los recursos los emplearán en que sus hijos y nietos puedan ser más fuertes. Esto traerá mayores desigualdades. ¿Podrá la inteligencia artificial superar y suplantar al ser humano? Es otra posibilidad. Una combinación de hombre con inteligencia artificial.
Todas estas inquietudes e interrogantes me surgen al empezar a leer “Sapiens: De animales a dioses”. Interesante libro para estimular un debate, que abre las puertas en la búsqueda de una verdad que puede superar al propio autor.
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