En plena pandemia del Covid-19, millones de personas se han visto obligadas a permanecer en sus casas, a desarrollar sus actividades laborales desde allí o en el peor de los casos han perdido sus puestos de trabajo. Otros, afortunadamente se mantienen, principalmente, porque la naturaleza de sus actividades es vital para la sociedad. Los que más se identifican fácilmente son las industrias de la salud y alimentación. Existen entre otros, un conjunto de actividades que de no estar plenamente operativas harían sumamente difícil satisfacer una mayoría de los requerimientos de los ciudadanos, se trata de la cadena de suministro.
Existen varias definiciones que permiten comprender el alcance de la cadena de suministro. Al respecto, José Valles Romero realizó un útil compendio, de la que voy a compartir la del Council of Supply Chain Management: “Son todas las actividades de la gestión de la logística, de la planificación y gestión de todas las actividades involucradas en la obtención y adquisición, conversión y la coordinación y la colaboración con los socios, como proveedores, intermediarios, proveedores de servicios externos y clientes. En esencia es, la gestión de la cadena de suministro que integra la oferta y la gestión de la demanda dentro y fuera de la empresa”.
Podemos ahora comprender más ampliamente la importancia que reviste en los actuales momentos la cadena de suministro, y como incluso varios de sus activos podrían haber sido reclasificados como críticos no sólo para la continuidad operativa de la organización, sino para garantizar entre otros, los servicios y productos propios de la alimentación y la salud en la sociedad.
Por tanto, los responsables de la protección de las organizaciones tienen el reto de, en los actuales momentos, revisar e implementar de ser necesario nuevas medidas de seguridad. En un entorno donde la movilidad está restringida, se debe responder a requerimientos con tiempos de entrega más exigentes. En una realidad que exige el estricto cumplimiento de medidas sanitarias especiales, la producción debe maximizarse. Cuando el distanciamiento físico es omnipresente como norma preventiva, las áreas de almacenaje presentan una dinámica que no pude detenerse. Y en torno a todas estas operaciones, las amenazas están más activas que nunca, aprovechando cualquier vulnerabilidad que puedan identificar.
Esta es sólo una parte de la realidad que debe afrontar el responsable de la protección de la organización. Debe sumarle nuevas legislaciones, escasez de recurso humano de seguridad, fallas en ciertos servicios básicos y una alta dirección expectante de resultados. Sólo aquellos profesionales que se han mantenido actualizados en sus conocimientos y que manejan la seguridad de la cadena de suministro bajo ciertos principios básicos, pueden tener posibilidad de superar las dificultades.
Es necesario conocer los particulares contextos internos y externos de cada cadena de suministro, identificar por nodos aquellos aspectos que afecten las operaciones las partes interesadas y los riesgos asociados, mantener un programa dinámico de análisis y evaluación de riesgos, considerar la respuesta a los eventos mediante un esquema de gestión de crisis, implementar un programa de resiliencia de las operaciones. Todo ello y más, está orientado a mantener activos todos los procesos de la cadena de suministro, alcanzar los objetivos de la organización y agregar el valor que los consumidores finales esperan.
Las organizaciones que están llevando adelante sus operaciones locales, regionales o internacionales a pesar de las actuales condiciones, se caracterizan entre otros, por conservar a su recurso humano de protección motivado, incrementar las comunicaciones y gestiones con las partes interesadas habituales, mantener un monitoreo constante para identificar oportunamente cambios en el entorno, no subestimar las propuestas innovadoras, entender que su modelo de flujo de la cadena de suministro aunque eficiente en condiciones normales puede requerir cambios y que la ayuda mutua con otras organizaciones puede ser un esquema que multiplique los beneficios.
Pero la unidad de protección no debe trabajar de manera aislada. Hoy más que nunca debe estar abierta a conformar y participar en equipos multidisciplinarios que permitan diseñar propuestas de gestión de riesgos poco convencionales. Considerando las particularidades propias a la naturaleza de cada organización y a su alcance las unidades de recursos humanos, seguridad y salud laboral, legal, producción, transporte, entre otros, tienen mucho que aportar.
Si hay una lección que estamos aprendiendo de manera temprana es la de gestionar la incertidumbre, la falta de certezas, la información ausente, incompleta o falsa. Todo un reto cuando se trata de tomar decisiones. ¿Qué nos depara el futuro? No lo sabemos, pero mientras tanto, la cadena de suministros no debe parar y para ello la gestión del profesional de protección es clave.
ayuncoza@gmail.com
Twitter e Instagram: @alfredoyuncoza
Existen varias definiciones que permiten comprender el alcance de la cadena de suministro. Al respecto, José Valles Romero realizó un útil compendio, de la que voy a compartir la del Council of Supply Chain Management: “Son todas las actividades de la gestión de la logística, de la planificación y gestión de todas las actividades involucradas en la obtención y adquisición, conversión y la coordinación y la colaboración con los socios, como proveedores, intermediarios, proveedores de servicios externos y clientes. En esencia es, la gestión de la cadena de suministro que integra la oferta y la gestión de la demanda dentro y fuera de la empresa”.
Podemos ahora comprender más ampliamente la importancia que reviste en los actuales momentos la cadena de suministro, y como incluso varios de sus activos podrían haber sido reclasificados como críticos no sólo para la continuidad operativa de la organización, sino para garantizar entre otros, los servicios y productos propios de la alimentación y la salud en la sociedad.
Por tanto, los responsables de la protección de las organizaciones tienen el reto de, en los actuales momentos, revisar e implementar de ser necesario nuevas medidas de seguridad. En un entorno donde la movilidad está restringida, se debe responder a requerimientos con tiempos de entrega más exigentes. En una realidad que exige el estricto cumplimiento de medidas sanitarias especiales, la producción debe maximizarse. Cuando el distanciamiento físico es omnipresente como norma preventiva, las áreas de almacenaje presentan una dinámica que no pude detenerse. Y en torno a todas estas operaciones, las amenazas están más activas que nunca, aprovechando cualquier vulnerabilidad que puedan identificar.
Esta es sólo una parte de la realidad que debe afrontar el responsable de la protección de la organización. Debe sumarle nuevas legislaciones, escasez de recurso humano de seguridad, fallas en ciertos servicios básicos y una alta dirección expectante de resultados. Sólo aquellos profesionales que se han mantenido actualizados en sus conocimientos y que manejan la seguridad de la cadena de suministro bajo ciertos principios básicos, pueden tener posibilidad de superar las dificultades.
Es necesario conocer los particulares contextos internos y externos de cada cadena de suministro, identificar por nodos aquellos aspectos que afecten las operaciones las partes interesadas y los riesgos asociados, mantener un programa dinámico de análisis y evaluación de riesgos, considerar la respuesta a los eventos mediante un esquema de gestión de crisis, implementar un programa de resiliencia de las operaciones. Todo ello y más, está orientado a mantener activos todos los procesos de la cadena de suministro, alcanzar los objetivos de la organización y agregar el valor que los consumidores finales esperan.
Las organizaciones que están llevando adelante sus operaciones locales, regionales o internacionales a pesar de las actuales condiciones, se caracterizan entre otros, por conservar a su recurso humano de protección motivado, incrementar las comunicaciones y gestiones con las partes interesadas habituales, mantener un monitoreo constante para identificar oportunamente cambios en el entorno, no subestimar las propuestas innovadoras, entender que su modelo de flujo de la cadena de suministro aunque eficiente en condiciones normales puede requerir cambios y que la ayuda mutua con otras organizaciones puede ser un esquema que multiplique los beneficios.
Pero la unidad de protección no debe trabajar de manera aislada. Hoy más que nunca debe estar abierta a conformar y participar en equipos multidisciplinarios que permitan diseñar propuestas de gestión de riesgos poco convencionales. Considerando las particularidades propias a la naturaleza de cada organización y a su alcance las unidades de recursos humanos, seguridad y salud laboral, legal, producción, transporte, entre otros, tienen mucho que aportar.
Si hay una lección que estamos aprendiendo de manera temprana es la de gestionar la incertidumbre, la falta de certezas, la información ausente, incompleta o falsa. Todo un reto cuando se trata de tomar decisiones. ¿Qué nos depara el futuro? No lo sabemos, pero mientras tanto, la cadena de suministros no debe parar y para ello la gestión del profesional de protección es clave.
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