La vida en este planeta es una suma de todas las decisiones y actitudes que tomamos todas las personas que vivimos en él, cada día. Y ellas nos han llevado a la situación de crisis en la que estamos ahora. Ante esta realidad, cada uno decidiremos si enfocaremos nuestra vida como un campo de entrenamiento, y si nos dispondremos a aprender en él; de ser así, estaremos viendo en el tiempo cómo nuestras experiencias nos van a ir enseñando y fortaleciendo, para poder seguir adelante hasta con una visión optimista sabiendo que todo lo que nos ocurre tiene un propósito. O si la enfocaremos como un campo de destrucción masiva, donde todos los días nos suceden y nos sucederán cosas cada vez peores. Así descubriremos también que mientras un optimista encuentra una solución para cada problema, un pesimista encuentra un problema para cada solución.

Ante la crisis actual del virus estaremos eligiendo, por ejemplo, entre dos opciones: 1. Bajo una perspectiva positiva, y en la medida en que pensemos más en los demás y menos en nosotros, muchas relaciones familiares, matrimonios y otras relaciones se estarán fortaleciendo, siempre y cuando las personas involucradas estén dispuestas a hacer un esfuerzo. Ahora es una tremenda ocasión para escuchar de verdad a los que están cerca de nosotros o a los que quisiéramos que estuvieran más cerca; 2. O al contrario, bajo una perspectiva negativa y más egoísta aún, las mismas relaciones se harán cada vez más conflictivas, más ásperas, hasta llegar incluso a la violencia física y emocional. Y todo esto luego podremos extrapolarlo a nuestras actitudes y conductas hacia el exterior, a nuestras relaciones con las demás personas, en todos los ámbitos en que hagamos vida, lo cual se reflejará en si una sociedad en su conjunto se va a ir sanando o no de sus miserias y ruindades.

Por otro lado, alguien dijo muy acertadamente: Lo malo no es que surjan problemas: ¡lo malo es esperar que no se presenten y pensar que tenerlos es malo! Por ello, si dejamos de ver la situación actual desde la perspectiva negativa del desaliento, y adoptamos una óptica positiva y la consideramos una ocasión motivadora, comenzaremos a descubrir todas las posibilidades que hay. Y para ello deberíamos comenzar por hacernos la siguiente pregunta: ¿Para mí el poder de Dios tiene límite? Solo hay dos respuestas posibles: Sí o No. Porque quienes lo hemos experimentado, hemos aprendido que en efecto el poder de Dios no tiene límite, por lo cual lo que es imposible para los hombres, para Dios siempre es posible. De esta forma, si decidimos incluir el factor Dios en nuestra perspectiva, no habrá límites de hasta donde podremos llegar.

Apreciados lectores: La realidad es que en medio de la crisis ante todos se nos abre una serie de grandes oportunidades, brillantemente disfrazadas de situaciones imposibles. Y quienes piensen que es muy tarde para hacer algo al respecto, o se sienten que no tienen las fuerzas para llevarlas a cabo, al menos deberían pensar más en las nuevas generaciones, y en dejarles un legado a través del cual estas tengan un chance y un futuro, y así sean ellas quienes aprovechen esas oportunidades para hacer de este mundo algo muy distinto a lo que vemos hoy día. Y todo comenzará dependiendo de la perspectiva que decidamos adoptar hoy.

@agusal77

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