Hay niños que estudian y se preparan aún cuando viven en hogares disfuncionales con padre y madre que se odian y destruyen el patrimonio familiar en peleas y abogados. Hay jóvenes que en condiciones adversas nos sorprenden, no pierden su brújula, y siguen construyendo capacidades productivas. Un gigante como el papa Juan Pablo II que no solo vivió el comunismo castrante sino que perdió a sus padres, la Madre Teresa de Calcuta o un Mandela surgieron de condiciones extremadamente hostiles.

Los ciudadanos venezolanos tenemos un liderazgo político disfuncional donde no hay respeto mutuo entre los líderes políticos. Y peor aún estos líderes políticos se acusan entre sí y además acusan a cualquier ciudadano como colaboracionista si no toman partido. A la vez ninguno de los grupos políticos que se disputan el poder en Venezuela resuelve las necesidades de gobierno (sólo hacen promesas de que van a acabar unos con otros y todo será un paraíso luego ) tampoco hacen elecciones internas en sus partidos para debatir estrategias, ninguno ofrece soluciones realistas a los venezolanos y se atribuyen una autoridad que se alejan cada día mas de las bases sociales. Ningún líder político ve la viga en su propio ojo y solo la paja en el ojo ajeno.

Los ciudadanos venezolanos debido a la disfuncionalidad política hemos generado codependencia y tomamos partido entre bandos que nada ofrecen. Tenemos que sufrir las limitaciones no solo de la corrupción interna sino también de las sanciones externas que afectan el ritmo de la economía. En estas circunstancias nosotros los venezolanos que emigran y los que se quedan en el país somos las víctimas de conflictos políticos entre líderes que nada reflejan las opiniones de sus bases partidistas. Los gremios empresariales y sindicales, los colegios profesionales y las organizaciones vecinales deberíamos preparar un plan “basta ya”.

Este plan consiste en separar lo económico de lo político. Como se dice en ingles “decoupling” o desacoplar lo económico de lo político. Deberíamos los ciudadanos organizarnos y preparar un plan de rescate de empresas del Estado, empezando por Pdvsa, y solicitar que la AN haga nuevas leyes para democratizarlas/privatizarlas y rescatarlas con fondos externos. De esta manera las empresa incluyendo Pdvsa con un plan de democratizarlas solicitarían que se levanten las sanciones que afectan la capacidad de financiarlas, su operatividad y la economía despegaría.

Los ciudadanos venezolanos no tenemos por que ser víctimas de un liderazgo político disfuncional. Estoy seguro que sin agresividad y con planteamientos concretos de rescate de empresas del Estado los ciudadanos organizados y usando el mercado de valores reorganizado por Sunaval es mucho lo que se puede avanzar. Las Academias, los rectores de universidades, los dirigentes de los gremios empresariales y sindicales, los colegios de profesionales, todos tienen que preparar un plan para rescatar la infraestructura y las empresas del Estado en paralelo a las disputas del liderazgo político actual. El solo impulsar ese plan, que no dependa de las promesas de ningún grupo político y que se converse con la población sobre la bondades de dicho plan generará el cambio que Venezuela necesite sin mayores traumas. Todos los planteamientos de los actuales líderes políticos responden a sus propios intereses de poder y están alejados de las necesidades del pueblo. Sin amenazas, sin bullicio, un buen plan de rescate de las empresas de infraestructura y del Estado y ganándose el apoyo de los ciudadanos obtendrá los cambios que Venezuela requiere. No seamos víctimas ni nos sintamos impotentes, no esperemos a ver quien gana la batalla política actual, hagamos un esfuerzo desde ya y mancomunado por tener un plan de rescate de las empresas del Estado.