El “socialismo humanista” que se implantó en Venezuela hace 20 años se llevó detenida el día jueves a la periodista Carol Romero, mientras grababa la triste escena de varios usuarios desesperados por obtener un poco de gasolina en una acalorada discusión con un oficial de la Guardia Nacional (GNB). Considerada una “incitadora del odio” según estas nuevas leyes impuestas en el nuevo mundo creado por Chávez y Maduro, la “resguardaron” en un comando cercano en prevención de que sus imágenes promovieran actos vandálicos.

El lamentable episodio se conecta con miles de venezolanos que no pueden transportarse, trabajar y sobrevivir por falta de gasolina, en este paraíso que socialistas y militares celebran como la gran reivindicación de los excluidos; que según su propaganda oficial ahora reciben viviendas gratuitas, cajas de comida, medicina y atención médica, de manos de los contingentes cubanos, que bandera en mano, llegan a Venezuela por el sentido humanista de la hermana revolución cubana.

Hace unos días la eficaz propaganda emitida por los expertos “comunicadores” de VTV presentaban el mapa geopolítico de los 5 buques iraníes que venían al rescate de Venezuela y el momento “cumbre” en que las patrulleras venezolanas romperían la barrera del Comando Sur.

Por supuesto que nada ocurrió, y los iraníes descargaron su gasolina en Venezuela; incluyendo la que le entregaron a los dos buques cubanos que, igualmente desesperados, aguardaban en muelles venezolanos.

Las banderas de Irán fueron izadas en varios puntos del centro de Caracas y los chavistas celebraron la hazaña, a la que equipararon como el ingreso de la flota rusa, cuando el bloqueo naval de EEUU, en las costas cubanas en octubre de 1962.

Hasta quienes detestan a Maduro hicieron una pausa en sus descargas en las redes sociales y dedicaron horas en descifrar el plan de distribución; sacaron el cálculo del día y hora en que les tocaría recibir el premio de la gasolina; otros se inscribieron obedientemente en el portal de “La Patria”; y renovaron la esperanza de recuperar algo de normalidad.

Pero la realidad socialista es que las colas se alargaron aún más que antes de que llegaran los barcos; el que lograba coronar con 30 litros en el tanque salió con el carro “corcoveando”; la gasolina subsidiada apenas duró unas horas. La mayoría tuvo que apelar de los pocos billetes en dólares que le quedaban para adquirir pocos litros a discreción del GNB, portero de las colas. En otras palabras nació un nuevo negocio más lucrativo y menos riesgoso que sacar oro ilegal de los suelos del estado Bolívar.

Pero como ni políticos, ni guerreros del teclado, han tenido tiempo para ocuparse de otra cosa que de tratar de surtir de combustible a su vehículo; el socialismo humanista ilegalizó a Voluntad Popular; allanó las casas de dirigentes y familiares del partido de Juan Guaidó; se llevó presas a 35 mujeres según la ONG Foro Penal; ordenó a las embajadas de España y Francia entregar a Leopoldo López y a Guaidó; eliminó la Asamblea Nacional legítima; y reconoció un parlamento paralelo.

Pero como se trata de una ideología solidaria y defensora de las minorías, el líder del chavismo, Nicolás Maduro envió un mensaje de apoyo a los familiares de George Floyd, asesinado a manos de la policía estadounidense; y rechazó las violaciones a los derechos humanos en esa potencia capitalista, dirigida por la supremacía blanca.

Eso sí, dado que el dinero no le alcanza por el bloqueo de Trump, Maduro para cubrir tantas necesidades del pueblo venezolano, llevó la devaluación de la moneda por encima del dólar paralelo. El costo del pasaporte se ubicó en 39 millones de bolívares; aumentó el IVA; y le depositaron a los más necesitados un bono de guerra económica de 390 mil bolívares para compensar tantos inconvenientes. También puso en cola a los viejitos en las entidades bancarias en plena pandemia.

Son las cosas que se viven en socialismo solo en una semana en el país.

Twitter: @folivares10