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Acicates de malignidad

El principal móvil para mandar matar gente es la avaricia del dinero y riquezas y su defensa

  • ALEJANDRO ANGULO FONTIVEROS

28/05/2020 05:00 am

No sólo en gente sino en Estados, pese a su gran opulencia y poderío, a veces serpentea una torva envidia contra personalidades y naciones adornadas de fulgentes triunfos.

Haití se honró al librar su pionera, larga y dura lucha por libertar los esclavos, cuando T. Louverture declaró la independencia que coronó Petión, al que tánto agradeció Bolívar su apoyo a la nuestra. Se ha dicho que EEUU nunca perdonó a Haití aquello. Muy a pesar, agrego, de sus óptimas relaciones con dios…

A los venezolanos les viene la pasión por la libertad de sus bravísimos ancestros. En América la real resistencia indígena fue de los venezolanos y muy en especial los caribes, quienes ¡en el siglo XVIII! aún peleaban. En Méjico y Perú se rindieron con poca resistencia los aztecas e incas.

Venezuela es el país de la Libertad. Rufino Blanco Fombona, notable historiador y escritor –España lo postuló al Nobel de literatura– enseñó:

“Caracas es el corazón de Venezuela, y Venezuela fue, en la guerra de Independencia, el corazón de gran parte de América. En Venezuela se luchó más que en parte alguna por la libertad; aquí se estrellaron las expediciones de España; aquí nacieron los primeros generales de la Revolución; Miranda, que fue a los Estados Unidos a combatir por la libertad; Montilla, que fue a México; Paz Castillo, que fue a Chile; Sucre, que fue al Perú; Narciso López, que más tarde fue a Cuba; Venezuela produjo los siete Generales en jefe de la Gran Colombia. Venezolanos dirigieron las mayores batallas de la emancipación. Venezolanos fueron los primeros Presidentes de cinco Repúblicas que crearon. Fue Venezuela la que formó la Gran Colombia, poderosa máquina de guerra y factor más eficiente en la libertad de América”.

Todo eso es mucho para la bajeza y mezquindad; pero hay bastante más: Venezuela parteó a Simón Bolívar, impar héroe en los fastos universales, quien comandó esa gesta libertadora de su Patria y 5 cinco naciones más ¡¡sin robarlas!! (Caso único en la Historia). Ello lo revistió de inigualable gloria porque “toda guerra se reduce al solo fin de robar” (Voltaire). Él no sólo tuvo inmensas riquezas materiales sino aún mayores “joyas del alma” (Shakespeare) y apodíctica prueba es que liberó a todos sus más de mil esclavos heredados:

“Mírese este delito por todos sus aspectos (…) es la más insigne violación de la dignidad humana. Eternizar este crimen mezclado de suplicios, es el ultraje más chocante. (…) Esa porción desgraciada de nuestros hermanos que ha gemido bajo las miserias de la esclavitud, ya es libre. La naturaleza y la justicia piden la emancipación de los esclavos (…) Imploro la confirmación de la libertad absoluta de los esclavos, como imploraría mi vida y la vida de la República”.

Visto lo visto, EEUU tampoco perdonó a Venezuela esa ¡otra! liberación de Bolívar, al cual por eso boicoteó el Congreso de Panamá que él propuso…

En Suramérica varios países exhiben sin pudor dentera e ingratitud contra Venezuela y hasta mataron a inmigrantes venezolanos. Perú es síntesis de tan despreciable conducta: basta el título (evidente antífrasis) del libraco “Bolívar, Libertador y enemigo Nº 1 del Perú”, por Donayre (de donaire nada) en memoria de Paniagua. Paniaguados lo calumnian con que cercenó su territorio. El gran bolivariano e historiador Vicente Lecuna –al cual no se le hace justicia por su prócera obra sobre Bolívar y el Gobierno ni hace mención de él– señala que allá lo acusan de quitarles Guayaquil y el Alto Perú porque ignoran los ducumentos del 7-7-1803 y 23-6-1819, que mandan que Guayaquil –por propia súplica y mandato del rey– debía ser de Quito. E igual la Asamblea del Alto Perú “decretó la independencia como un homenaje a Bolívar, el 6-8-1825 y tomó su nombre para la nación”: ¡Bolivia!

En EEUU hombres magníficos han admirado mucho a Bolívar y por ende simpatizado con Venezuela. Para empezar –y terminar– nombro con el debido respeto a Washington, cuya familia le envió como obsequio –nada menos que con Lafayette– un mechón del “Héroe inmaculado”, como lo llamó el Libertador. Empero, hoy priva otro sentir tan distinto cuan siniestro. Al son de una calumniosa y colosal farsa mundial, una familia de países se agavilló contra la riquísima Venezuela. Hace poco hubo una frustrada invasión al compás de un insólito “contrato”, cuya demencial y perfectamente genocida sed de sangre impresiona hasta a los que tienen décadas en el estudio del crimen y de combatirlo. (Es raro que las lanchas vinieran de La Goajira. ¿No las habrá soltado un barco más cerca?). Hubo muertos y detenidos e incluso dos estadounidenses.

En EEUU “tres senadores exigieron explicaciones por la incursión a Venezuela, cuestionaron directamente a Pompeo y advirtieron que ello compromete a su Gobierno por violar leyes de EEUU”. Pompeo en la Universidad de Texas el 15-4-2020: “Yo era el director de la CIA. Mentimos y robamos. Todos mis agentes recibieron cursos para engañar y robar”: y estallaron vítores y aplausos…

aaf.yorga@gmail.com
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