La adversidad, para los más optimistas, es una forma de aprender y generar experiencias que nos ayuden a crecer. Los más arrojados promotores de estas ideas sostienen que si no tienes que enfrentar problemas es porque no estás haciendo nada.
El hecho está en saber que los imponderables siempre están en el camino y que una buena planificación minimiza no sólo la aparición de estos sino que ayuda a disminuir el impacto que tendrán sobre nosotros, pues una buena estrategia pretende no sólo diseñar un camino de abordaje con acciones concretas y vulnerabilidades “controladas”, además permite dar una respuesta oportuna, inmediata y económica en cuanto al daño por perdidas.
En la comunicación también es así. Una estrategia comunicacional debe construir escenarios que permitan la emisión proactiva de los mensajes para conseguir el resultado previsto y una estrategia reactiva para dar respuestas a las variables estudiadas, y a las que no, que podrían presentarse y afectarnos.
Es por ello que toda estrategia comunicacional debe ser prospectiva en su concepción y diseño y debe ser reactiva para contar con elementos de reacción inmediata que permitan de manera estructurada enfrentar cualquier contingencia.
Para diseñar una estrategia de comunicación tenemos que tener en cuenta tres elementos fundamentales: ¿por qué estoy comunicando y dirigiéndome a un público determinado?; ¿qué deseo conseguir y qué me debe reportar mi estrategia de comunicación?; y por último, ¿qué deseo y pretendo que los receptores de mi mensaje sientan y hagan? No es magia ni manipulación, es que toda comunicación tiene una intención y nuestra estrategia debe estar perfilada para generar el mayor impacto favorable posible.
En este momento tenemos que generar, o incluir, elementos reactivos en nuestra comunicación para hacer frente a la crítica situación de salud presente y a las consecuencias económicas que se generarán en un futuro inmediato. Sin ser alarmistas debemos entender que luego de la pandemia vamos a enfrentar problemas económicos que no se resolverán en el corto plazo y como necesitamos estar operativos para poder vivir, debemos readecuarnos de inmediato.
Los dos métodos de análisis de entorno que trabajamos, Pestel y FODA, deben incluir necesariamente los elementos del escenario actual: pandemia, paralización o disminución de operaciones y efectos económicos directos y colaterales.
Para el Análisis Pestel (político, económico, social, tecnológico, ecológico y legal) las variables inciden de forma positiva y negativa en todas las esferas de la vida privada y pública y, por ende, en nuestro emprendimiento, negocio, empresa.
¿Pero cómo situaciones en esencia negativas pueden tener implicaciones positivas para nosotros? Allí entra en juego el estudio de estas variables y su incidencia en el corto y mediano plazo, el análisis del entorno y de cómo nos comportamos ante él y cómo él incide sobre nosotros y, no menos importante, el conocimiento que tenemos y manejamos del producto ofertado y el público objetivo y general. De aquí nacen líneas para hacerle frente a esta y cualquier otra situación.
El análisis FODA, que nos permite ver lo positivo y negativo de nuestra oferta y del entorno donde nos desenvolvemos, es determinante revisarlo sin la mano en el corazón para aproximarnos a como incidirán en nuestro producto y público la crisis actual y sus consecuencias hasta ahora predecibles. Asimismo, generar ideas y acciones que permitan fortalecer las debilidades y minimizar las amenazas ante este escenario y ampliar las potencialidades y oportunidades para insertarnos ahora y en los días subsiguientes en esquemas de alta operatividad y rentabilidad.
Debemos ser creativos, analíticos y responsables para observar escenarios y variables y comenzar desde ya a aplicar correctivos y modificar prácticas para mantenernos operativos y sobre la media general.
Posiblemente cuando termine esta crisis, y con las limitaciones existentes para el entonces, todos los públicos se moverán como niños al sonar la campana del recreo y es por ello que debemos tener lista nuestra oferta porque el mejor postor, con todos sus atributos y beneficios, logrará capitalizar la postcrisis.
Aprende, crea y emprende.
Comunicador social UCV
Instagram, Facebook & Twitter: leozuritave
leozurita.ve@gmail.com
El hecho está en saber que los imponderables siempre están en el camino y que una buena planificación minimiza no sólo la aparición de estos sino que ayuda a disminuir el impacto que tendrán sobre nosotros, pues una buena estrategia pretende no sólo diseñar un camino de abordaje con acciones concretas y vulnerabilidades “controladas”, además permite dar una respuesta oportuna, inmediata y económica en cuanto al daño por perdidas.
En la comunicación también es así. Una estrategia comunicacional debe construir escenarios que permitan la emisión proactiva de los mensajes para conseguir el resultado previsto y una estrategia reactiva para dar respuestas a las variables estudiadas, y a las que no, que podrían presentarse y afectarnos.
Es por ello que toda estrategia comunicacional debe ser prospectiva en su concepción y diseño y debe ser reactiva para contar con elementos de reacción inmediata que permitan de manera estructurada enfrentar cualquier contingencia.
Para diseñar una estrategia de comunicación tenemos que tener en cuenta tres elementos fundamentales: ¿por qué estoy comunicando y dirigiéndome a un público determinado?; ¿qué deseo conseguir y qué me debe reportar mi estrategia de comunicación?; y por último, ¿qué deseo y pretendo que los receptores de mi mensaje sientan y hagan? No es magia ni manipulación, es que toda comunicación tiene una intención y nuestra estrategia debe estar perfilada para generar el mayor impacto favorable posible.
En este momento tenemos que generar, o incluir, elementos reactivos en nuestra comunicación para hacer frente a la crítica situación de salud presente y a las consecuencias económicas que se generarán en un futuro inmediato. Sin ser alarmistas debemos entender que luego de la pandemia vamos a enfrentar problemas económicos que no se resolverán en el corto plazo y como necesitamos estar operativos para poder vivir, debemos readecuarnos de inmediato.
Los dos métodos de análisis de entorno que trabajamos, Pestel y FODA, deben incluir necesariamente los elementos del escenario actual: pandemia, paralización o disminución de operaciones y efectos económicos directos y colaterales.
Para el Análisis Pestel (político, económico, social, tecnológico, ecológico y legal) las variables inciden de forma positiva y negativa en todas las esferas de la vida privada y pública y, por ende, en nuestro emprendimiento, negocio, empresa.
¿Pero cómo situaciones en esencia negativas pueden tener implicaciones positivas para nosotros? Allí entra en juego el estudio de estas variables y su incidencia en el corto y mediano plazo, el análisis del entorno y de cómo nos comportamos ante él y cómo él incide sobre nosotros y, no menos importante, el conocimiento que tenemos y manejamos del producto ofertado y el público objetivo y general. De aquí nacen líneas para hacerle frente a esta y cualquier otra situación.
El análisis FODA, que nos permite ver lo positivo y negativo de nuestra oferta y del entorno donde nos desenvolvemos, es determinante revisarlo sin la mano en el corazón para aproximarnos a como incidirán en nuestro producto y público la crisis actual y sus consecuencias hasta ahora predecibles. Asimismo, generar ideas y acciones que permitan fortalecer las debilidades y minimizar las amenazas ante este escenario y ampliar las potencialidades y oportunidades para insertarnos ahora y en los días subsiguientes en esquemas de alta operatividad y rentabilidad.
Debemos ser creativos, analíticos y responsables para observar escenarios y variables y comenzar desde ya a aplicar correctivos y modificar prácticas para mantenernos operativos y sobre la media general.
Posiblemente cuando termine esta crisis, y con las limitaciones existentes para el entonces, todos los públicos se moverán como niños al sonar la campana del recreo y es por ello que debemos tener lista nuestra oferta porque el mejor postor, con todos sus atributos y beneficios, logrará capitalizar la postcrisis.
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