Parece un sueño, o mejor dicho, una pesadilla. Lo cierto es que aún las páginas sobre esta pandemia mundial del coronavirus no están escritas. La historia, definitivamente, no ha terminado. Apenas empieza.
En varios países del mundo, tras todos los acontecimientos sanitarios ocurridos a finales de 2019 en China, y después de la gravedad de los contagios en países europeos como Italia y España. América Latina, y en concreto Venezuela, no ha tenido menos que propiciar una cuarentena y aislamiento general que obliga a los ciudadanos a mantenerse resguardados en sus residencias a fin de evitar la propagación del virus entre los individuos.
La propagación de un padecimiento viral es un fenómeno exponencial, que se difunde tenebrosamente, enfermando por todos lados… eso es lo que ocurrió en Europa.
Por ello, una vez propagada una dolencia, la crisis asistencial complica la atención sanitaria a niveles insoslayables. Ese sería el caso criollo. Hay que reconocer que, en una nación como la nuestra, donde hay ausencia de agua corriente para el aseo personal y, que el vital líquido prácticamente no llega a los hogares venezolanos en muchas partes del territorio nacional, encontramos que, una enfermedad sustentada en el “aseo personal” suena a “misión imposible” resolverla.
Entonces, las medidas restrictivas de movilidad encajan en un cuadro general de lógica por parte del régimen actual. Sin embargo, la desaceleración económica y el impacto adicional a la ya deteriorada economía, sobre el comercio o la industria tras un siglo XX plagado de “revolución” como esquema de desarrollo nacional. Ahora, le sumamos a este modelo el aislamiento. La huella que imprimirá este proceso de cuarentena sobre la población puede convertirse en un modelo de sometimiento que sea usado por quienes dirigen el régimen, con fines inconfesables. Esto debe ser motivo de vigilancia por los factores políticos y quienes se encargan de velar por los derechos humanos de los ciudadanos. Una cosa es la cuarentena y, el cuido de la población por razones sanitarias. Otra cosa, constituye la violación de Derechos Humanos fundamentales por parte del régimen actual. Estemos alerta, aunque permanezcamos en casa…
@rafaelmartinezn
En varios países del mundo, tras todos los acontecimientos sanitarios ocurridos a finales de 2019 en China, y después de la gravedad de los contagios en países europeos como Italia y España. América Latina, y en concreto Venezuela, no ha tenido menos que propiciar una cuarentena y aislamiento general que obliga a los ciudadanos a mantenerse resguardados en sus residencias a fin de evitar la propagación del virus entre los individuos.
La propagación de un padecimiento viral es un fenómeno exponencial, que se difunde tenebrosamente, enfermando por todos lados… eso es lo que ocurrió en Europa.
Por ello, una vez propagada una dolencia, la crisis asistencial complica la atención sanitaria a niveles insoslayables. Ese sería el caso criollo. Hay que reconocer que, en una nación como la nuestra, donde hay ausencia de agua corriente para el aseo personal y, que el vital líquido prácticamente no llega a los hogares venezolanos en muchas partes del territorio nacional, encontramos que, una enfermedad sustentada en el “aseo personal” suena a “misión imposible” resolverla.
Entonces, las medidas restrictivas de movilidad encajan en un cuadro general de lógica por parte del régimen actual. Sin embargo, la desaceleración económica y el impacto adicional a la ya deteriorada economía, sobre el comercio o la industria tras un siglo XX plagado de “revolución” como esquema de desarrollo nacional. Ahora, le sumamos a este modelo el aislamiento. La huella que imprimirá este proceso de cuarentena sobre la población puede convertirse en un modelo de sometimiento que sea usado por quienes dirigen el régimen, con fines inconfesables. Esto debe ser motivo de vigilancia por los factores políticos y quienes se encargan de velar por los derechos humanos de los ciudadanos. Una cosa es la cuarentena y, el cuido de la población por razones sanitarias. Otra cosa, constituye la violación de Derechos Humanos fundamentales por parte del régimen actual. Estemos alerta, aunque permanezcamos en casa…
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