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Comprendiendo más allá

En esta situación el planeta entero paró, y entre otras cosas, tenemos la ocasión de pensar en profundidad qué está sucediendo con nuestras vidas en general

  • AGUSTIN ALBORNOZ S.

29/03/2020 05:00 am

Hace algunos años una flota de pesca partió de un pequeño puerto canadiense. Cuando atardecía se desató una fuerte tempestad. Al caer la noche ninguna de las naves pesqueras había logrado regresar a puerto. Los familiares y allegados de los pescadores pasaron la noche recorriendo nerviosamente la playa, llenos de zozobra y rogándole a Dios que salvara a sus seres queridos. Para colmo una de las humildes casitas de la costa se incendió. Debido a que todos los hombres se hallaban en el mar, fue imposible salvar la vivienda. Al amanecer, para alegría de todos, la flota entera atracó en puerto a salvo. Sólo uno de los rostros que aguardaban en la orilla demostraba congoja: el de la esposa del pescador cuya casa había sido consumida por las llamas. Apenas él puso pie en tierra, ella se le acercó y le dijo: "¡Amor mío, estamos arruinados! ¡Nuestra casa, y todo lo que había en ella, ha quedado convertido en cenizas!" Sin embargo, el hombre exclamó: "¡Gracias a Dios por el fuego! ¡Fue la "luz" de nuestra casa en llamas lo que guió a toda la flota de vuelta al puerto!".

Manifestando antes que nada mis mayores respetos y consideración por las personas que hayan perdido algún ser querido a consecuencia del virus, a continuación tratemos de encontrar algunas "luces" en las circunstancias actuales:

1. A través de estos momentos, tenemos una oportunidad de oro para compartir con nuestra familia, comunicarnos de verdad con cada uno de sus miembros, y en especial, transmitir a nuestros adolescentes y jóvenes que es normal que en la vida haya problemas, a veces muy serios, pero que siempre las espinas vendrán acompañadas de rosas, y las tempestades de cielos despejados. Y que por ello la vida nunca deja de ser estupenda y aleccionadora.

2. En esta situación el planeta entero paró, y entre otras cosas, tenemos la ocasión de pensar en profundidad qué está sucediendo con nuestras vidas en general, y así poder conocernos mejor, y cómo nuestras mezquindades y temores nos perjudican.

3. Tendremos ocasión de empezar a valorar más cada instante de cada día en que estamos vivos, a percatarnos de que el tiempo es un recurso no renovable, y por tanto deberíamos aprovecharlo al máximo en cosas que valgan la pena y que den un fruto que redunde en el bienestar real, no solo de las personas que nos acompañan en este viaje llamado vida (familia, amigos, compañeros de trabajo, etc.), sino también el de las que se cruzan en nuestro camino.

4. Debido a esta situación podremos apreciar de verdad el valor de nuestros adultos mayores, la población más vulnerable al virus, a quienes muchas veces menospreciamos a pesar de que, en el pasado, fueron los que nos sacaron adelante, en ocasiones a costa de muchos sacrificios personales.

5. Estas circunstancias han sacudido nuestro orgullo, nuestra tendencia natural a presumir, porque una cosa tan microscópica nos está enseñando a apreciar de verdad un don maravilloso y único que nos ha dado Dios: nuestra vida.

6. Debido a esta situación se está disminuyendo, así sea temporalmente, la contaminación ambiental. Esto ocurre por el descenso de la actividad industrial y la de los medios de transporte. Parece increíble pero un virus que por un lado enferma, por el otro ayuda a generar un ambiente más sano para la humanidad.

7. En estos momentos, podremos dedicar mayor tiempo a la reflexión, a prestar más y mejor atención a lo que nos rodea, así como a poner en práctica la paciencia y la perseverancia. Reflexionar pacientemente y perseverar en la adversidad hacen que uno mejore como ser humano, y así también tendremos más posibilidades de encontrar el propósito de nuestra vida, para el cual fuimos creados cada uno.

8. A través de esta situación podremos aprender los beneficios de mantener la calma y la paz en medio de las adversidades, así como de poner en práctica la solidaridad y la generosidad, lo que ayudará a mejorar nuestras relaciones con los demás. Así además podremos ver los beneficios de dejar a un lado los pleitos y preocuparnos más por los demás, procurando satisfacer sus necesidades y ser más colaboradores con ellos.

9. Hay otro tipo de resultado de estas situaciones: los antiguos utilizaban un pequeño instrumento denominado tribulum, para majar el grano y separar el trigo de la paja. De esa palabra procede el término tribulación. En efecto y en la práctica, las tribulaciones separan el trigo de la paja en la personalidad humana. Es decir, al pasar por las adversidades y aflicciones los seres humanos usualmente decidiremos escoger ser instrumentos útiles para la sociedad (trigo), o por el contrario ser inútiles para toda finalidad positiva en la misma (paja). Como para reflexionar...

10. Finalmente, si algo deja en claro lo que está sucediendo con el virus, es que en la vida hay circunstancias con las que no podemos lidiar solos, y que necesitamos con urgencia buscar la ayuda de Dios, así como también aprender a ayudarnos más unos a otros.

@agusal77

@viviendovalores

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