Para ser todo eso que los autores dicen que es (medida del valor, etc.), el dinero es “expresión de valor”: la gente le atribuye valor al dinero. En los países, las autoridades emiten nuevo dinero en función de la riqueza que se crea. Si un país se detiene, deja de producir riqueza y se generan pérdidas (de allí el despropósito de nuestros Carnavales de nueve días, “puentes” entre feriados y asueto de fin se semana, etc.). Los valores bursátiles se forman por reacción a lo que es la realidad de la economía y por anticipación a lo que será el comportamiento futuro de ésta; hacen parte de ella, la representan y, al mismo tiempo, la influencian -así de dinámico y complejo. Los fallecidos por causa del Covid-19, el gasto en atender a los contagiados con ese virus y la riqueza que se dejó de generar en los días de paro, son pérdidas, de allí la caída en los valores bursátiles. Las pérdidas colectivas de riqueza las deben enfrentar los gobiernos, pues son éstos, como expresión de la voluntad del Estado, los que tienen los recursos para reconocer y expresar el interés general, que, en el punto y siempre, es el de la estabilidad y el crecimiento de la economía.