Francois-Marie Arouet más conocido para la posteridad como Voltaire, fue un pensador, poeta y escritor nacido en París en el año 1694 que murió opulento en la misma ciudad unos 11 años antes de la Revolución Francesa. Su importancia para la historia radica en que ayudó a marcar con sus ideas el período de la Ilustración, cuando se concibieron las bases filosóficas de la insurrección que disolvió la monarquía absoluta para siempre. Su conducta juvenil lo metió en tantos problemas que fue a dar a la prisión de La Bastilla un par de veces, y también fue desterrado en varias oportunidades. Viviendo en Inglaterra su pensamiento se terminó de formar bajo la influencia de Isaac Newton y John Locke. Aunque su educación inicial fue en un colegio jesuíta, Voltaire se convirtió en un acérrimo militante anticlerical. Esa mirada de rechazo profundo a la iglesia católica tiñó sus ideas con una subjetividad muy particular. Al volver a Francia llegó a la corte de Luis XV bajo el manto protector de Madame de Pompadour, la favorita del rey. Enseguida brilló en los salones con su sagaz elocuencia, llegando a ser individuo de número de la Academia Francesa. No hay duda de que fue una personalidad muy influyente en su tiempo y que sus reflexiones ayudaron a cambiar la sociedad occidental.
En el año 1763 Voltaire escribió un libro que bautizó como el “Tratado sobre la tolerancia”, en un contexto arropado por el fanatismo religioso todavía incrustado entre protestantes y católicos. Para escribirlo tomó el escandaloso caso de un protestante de Toulouse llamado Jean Calas, quien fue ejecutado por la muerte de su hijo porque supuestamente al día siguiente se convertiría al catolicismo. El muchacho se suicidó, pero toda la familia fue detenida y acusada. Aunque el fondo del asunto analizado fue la intolerancia humana en general, la intencionalidad y la posición comprometida de Voltaire le hizo razonar en una sola dirección, reduciéndola al sectarismo de algunos fanáticos católicos de ese entonces. Si bien hay declaraciones de principios en su libro que son incontestables: “Ustedes saben que la intolerancia no produce sino hipócritas o rebeldes: que funesta alternativa”, la razón, esa nueva diosa de la Ilustración que tanto se glorificaba para contraponerla a cualquier dogma, no fue suficiente como para que Voltaire comparara equitativamente a la iglesia Católica con los antiguos griegos, el Imperio Romano, el judaísmo y la religión musulmana. Leyendo la historia desde su mirada todos fueron tolerantes menos los católicos. Hasta el martirio de los primeros cristianos en Roma fue endulzado por la pluma de Voltaire: “Hubieron mártires cristianos. Es muy difícil saber precisamente por cuales razones esos mártires fueron condenados; sin embargo me atrevo a creer que ninguno lo fue, en los primeros césares, por su sola religión”. O también: “Hubo persecuciones; pero si ellas hubieran sido tan violentas como se dice no hubiera sido probable que Tertulio, quien escribía con tanta fuerza contra el culto recibido, hubiera muerto en su cama”.
Tolerancia en nuestros días significa soportar con paciencia las diferencias o los “defectos” de los demás. Como todos tenemos imperfecciones porque somos humanos, la fórmula funciona entre padres e hijos, entre hermanos, esposos, parientes, vecinos, compañeros de estudios o de trabajo. La tolerancia es la clave que nos permite vivir en sociedad de una forma aceptable. En cuanto a posturas religiosas, políticas y en el debate de ideas, la tolerancia es la más sabia consejera. Reflexionemos a ver si utilizamos esa herramienta para “soportar” a las personas que piensan o actúan en una forma diferente a la nuestra.
alvaromont@gmail.com
En el año 1763 Voltaire escribió un libro que bautizó como el “Tratado sobre la tolerancia”, en un contexto arropado por el fanatismo religioso todavía incrustado entre protestantes y católicos. Para escribirlo tomó el escandaloso caso de un protestante de Toulouse llamado Jean Calas, quien fue ejecutado por la muerte de su hijo porque supuestamente al día siguiente se convertiría al catolicismo. El muchacho se suicidó, pero toda la familia fue detenida y acusada. Aunque el fondo del asunto analizado fue la intolerancia humana en general, la intencionalidad y la posición comprometida de Voltaire le hizo razonar en una sola dirección, reduciéndola al sectarismo de algunos fanáticos católicos de ese entonces. Si bien hay declaraciones de principios en su libro que son incontestables: “Ustedes saben que la intolerancia no produce sino hipócritas o rebeldes: que funesta alternativa”, la razón, esa nueva diosa de la Ilustración que tanto se glorificaba para contraponerla a cualquier dogma, no fue suficiente como para que Voltaire comparara equitativamente a la iglesia Católica con los antiguos griegos, el Imperio Romano, el judaísmo y la religión musulmana. Leyendo la historia desde su mirada todos fueron tolerantes menos los católicos. Hasta el martirio de los primeros cristianos en Roma fue endulzado por la pluma de Voltaire: “Hubieron mártires cristianos. Es muy difícil saber precisamente por cuales razones esos mártires fueron condenados; sin embargo me atrevo a creer que ninguno lo fue, en los primeros césares, por su sola religión”. O también: “Hubo persecuciones; pero si ellas hubieran sido tan violentas como se dice no hubiera sido probable que Tertulio, quien escribía con tanta fuerza contra el culto recibido, hubiera muerto en su cama”.
Tolerancia en nuestros días significa soportar con paciencia las diferencias o los “defectos” de los demás. Como todos tenemos imperfecciones porque somos humanos, la fórmula funciona entre padres e hijos, entre hermanos, esposos, parientes, vecinos, compañeros de estudios o de trabajo. La tolerancia es la clave que nos permite vivir en sociedad de una forma aceptable. En cuanto a posturas religiosas, políticas y en el debate de ideas, la tolerancia es la más sabia consejera. Reflexionemos a ver si utilizamos esa herramienta para “soportar” a las personas que piensan o actúan en una forma diferente a la nuestra.
alvaromont@gmail.com
Siguenos en
Telegram,
Instagram,
Facebook y
Twitter
para recibir en directo todas nuestras actualizaciones