En los últimos días hemos escuchado hablar de la hiperinflación en dólares, término que se ha usado para explicar las razones por las cuales los precios de bienes y servicios en Venezuela, los cuales se expresan en divisas desde hace mees, han comenzado a aumentar, no solo en bolívares, sino también esa moneda extranjera.

En realidad la “hiperinflación en dólares” no existe, lo que hay es una distorsión muy grave del tipo de cambio. Simplemente, en la alocada economía venezolana, algunos inescrupulosos suben los precios en divisas, haciendo un daño muy grande, sobre todo a quienes menos tienen.

También hay que tomar en cuenta la poca credibilidad que tiene el bolívar, lo cual tiende a que en los comercios, para obtener recursos para reponer inventarios, se aumenten los precios, en divisas y no en la moneda local.

Para rematar, la reciente norma emitida por el Ejecutivo de pechar con impuestos de 5% a 25% las transacciones en dólares, que entrará en vigencia en un mes, es complemente inadecuada, porque la dolarización de estos meses ha ayudado a dinamizar el mercado, resolviendo el problema de los pagos, al punto que se dice que en Venezuela circulan más dólares que bolívares. Obviamente hay intención del Ejecutivo de participar de esa masa de dólares, pero los impuestos de esa magnitud no es la manera.

La situación es compleja y se conjugan varios aspectos, como el hecho de que el bolívar prácticamente no está circulando y por otro lado, las empresas han perdido personal valioso y competente debido a la migración de profesionales, por lo cual deben formar a los jóvenes que deben tomar decisiones importantes, cuando no tienen ni la experiencia ni la capacitación. Esto, en referencia a que el personal poco capacitado decide cobrar el doble del precio en dólares, asumiendo que en bolívares todo aumenta.

Mientras, por otro lado, tenemos un país, donde, lamentablemente, el gobierno sigue tomando decisiones incorrectas en materia económica. Esta es una de las razones por las cuales la hiperinflación seguirá rondando nuestra economía, a pesar de que a finales del año pasado se pensaba que la recuperación iba a concretarse o a comenzar en 2020.

En enero, la inflación reportada por la Asamblea Nacional fue de 65,4% y el BCV admitió cifras muy por encima, lo que refleja que el desastre económico persistirá, si no se toman los correctivos que deriven en la recuperación del aparato productivo.

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