Con gran atención leo por estos días el nuevo libro del amigo ingeniero Otto G. Gómez Pernía en pluma conjunta con Juan V. Carrillo-Batalla Mattar, titulado: Reliquias del Llano venezolano (Caracas, Editemos, 2019).
Sobre el libro es de advertir que al empezar a hojearlo, tal como el Llano hace a muchos, inmediatamente cautiva. Comenzando por el extraordinario prólogo a cargo del ganadero y empresario Asdrúbal Hernández Urdaneta, conocedor de nuestro Llano cual mejor llanero y más. “Otto Gómez, buen amigo y compañero de lucha en el mundo gremial ganadero, autor de importantes obras que tratan sobre la ganadería y las carnes en el país, junto con mí afectísimo sobrino Carrillo Batalla Mattar, quien tanto por su orgullosa raigambre llanera como por su prodigiosa acuciosidad es un profundo conocedor de las tradiciones llaneras , han conseguido dibujar con pasión, cariño y elegancia, en esta obra única en su estilo y contenidos, ese mundo que significó el Llano de verdad que todavía existe pero que, lamentablemente, por imperativo de la modernidad, terminará desapareciendo”.
También el prólogo de los autores orienta de seguida a donde nos llevan con su acuciosa pluma y las fotografías de Javier Mesa, Luis Julio Toro y Juan Sebastián Pérez: “Sí el pasado pareciera ser hoy irrelevante para muchos, también es cierto que el número de venezolanos que está buscando en la tradición algún tipo de respuestas que puedan darle sentido a la identidad nacional -e incluso a la de cada uno en particular- es cada día mayor. Por ello, y con la clara intención de aportar elementos que permitan resolver el enigma existente en la historiografía venezolana acerca de la planicie tropical y sus habitantes, esta obra persigue contribuir con el rescate -bajo un sentimiento auténtico de pundonor- de esas prácticas o faenas tradicionales, muchas de ellas asociadas a costumbres religiosas e incluso a creencias y supersticiones, que siguen siendo empleadas en algunas regiones llaneras y que por su enorme valor cultural hemos decidido referir como nuestras Reliquias vivientes del Llano venezolano”.
Sintiéndose uno trasladado al Llano, su lectura es como estar con el libro abierto justo ahí donde Gallegos escribió: “Los versos están en las cosas de la sabana. Tú te la quedas mirando y ella te los va diciendo”.
ppinate@gmail.com
Sobre el libro es de advertir que al empezar a hojearlo, tal como el Llano hace a muchos, inmediatamente cautiva. Comenzando por el extraordinario prólogo a cargo del ganadero y empresario Asdrúbal Hernández Urdaneta, conocedor de nuestro Llano cual mejor llanero y más. “Otto Gómez, buen amigo y compañero de lucha en el mundo gremial ganadero, autor de importantes obras que tratan sobre la ganadería y las carnes en el país, junto con mí afectísimo sobrino Carrillo Batalla Mattar, quien tanto por su orgullosa raigambre llanera como por su prodigiosa acuciosidad es un profundo conocedor de las tradiciones llaneras , han conseguido dibujar con pasión, cariño y elegancia, en esta obra única en su estilo y contenidos, ese mundo que significó el Llano de verdad que todavía existe pero que, lamentablemente, por imperativo de la modernidad, terminará desapareciendo”.
También el prólogo de los autores orienta de seguida a donde nos llevan con su acuciosa pluma y las fotografías de Javier Mesa, Luis Julio Toro y Juan Sebastián Pérez: “Sí el pasado pareciera ser hoy irrelevante para muchos, también es cierto que el número de venezolanos que está buscando en la tradición algún tipo de respuestas que puedan darle sentido a la identidad nacional -e incluso a la de cada uno en particular- es cada día mayor. Por ello, y con la clara intención de aportar elementos que permitan resolver el enigma existente en la historiografía venezolana acerca de la planicie tropical y sus habitantes, esta obra persigue contribuir con el rescate -bajo un sentimiento auténtico de pundonor- de esas prácticas o faenas tradicionales, muchas de ellas asociadas a costumbres religiosas e incluso a creencias y supersticiones, que siguen siendo empleadas en algunas regiones llaneras y que por su enorme valor cultural hemos decidido referir como nuestras Reliquias vivientes del Llano venezolano”.
Sintiéndose uno trasladado al Llano, su lectura es como estar con el libro abierto justo ahí donde Gallegos escribió: “Los versos están en las cosas de la sabana. Tú te la quedas mirando y ella te los va diciendo”.
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