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Venezuela: Universalismo y cuartel

El universalismo caraqueño no sólo respondía a la mayor proximidad con Europa y Estados Unidos, sino también a la inmediata cercanía con las Antillas inglesas o francesas...

  • ALFREDO TORO HARDY

29/01/2020 05:00 am

Refiriéndose al carácter de las principales provincias que conformaban la Gran Colombia, Bolívar señalaba que Venezuela era el cuartel, Cundinamarca la universidad y Quito el seminario. Esta frase ha pasado a la historia como expresión de una suerte de antítesis entre la naturaleza cultivada de los colombianos (quienes a partir de 1863 tomaron para su país el nombre de Colombia) y la naturaleza cuartelaria de los venezolanos. Sin embargo, dos importantes matices deben ser traídos a colación en relación a esta frase.

En primer lugar, las universidades hispanoamericanas al momento de accederse a la independencia, y en los años inmediatos a aquella, eran instituciones abocadas a la enseñanza del derecho y de la teología y regidas por la Iglesia católica. Así las cosas, la frase bolivariana probablemente aludía mucho más a la tradición legalista de los neogranadinos que a su mayor nivel cultural. Ello nos lleva al segundo matiz. Si bien luego del descabezamiento institucional y del caos traído por la independencia, Venezuela se adentró en el caudillismo, la situación previa a la ruptura con España fue muy distinta. Venezuela había sido, a no dudarlo, el más cosmopolita de los componentes coloniales que pasaron a conformar la Gran Colombia.

Bogotá, aún habiendo sido capital virreinal, era considerablemente más pequeña que Caracas. En 1800 la primera contaba con 30 mil habitantes frente a los 42 mil de la segunda (Marcello Carmagni, El OtroOccidente, México, 2004). Más aún, mientras los bogotanos tenían una visión provinciana determinada por una geografía encerrada en la serranía, los caraqueños volcaban su mirada allende los mares. Ello queda reflejado en una escena de la serie “Bolívar”, producida por Caracol para Netflix. Se trata de aquella en la cual el personaje de Fernando Bolívar, sobrino del Libertador, le dice a su amante que los bogotanos no viajan, lo cual limitaba su comprensión del mundo. Las razones de ello eran bien descritas por García Márquez en El General y su Laberinto. Para llegar a las costas donde podría tomar un barco que lo condujese al destierro europeo, luego de su renuncia al poder en Bogotá, Bolívar debió atravesar serranías, ríos y selvas en un dificultoso periplo de semanas. Por contraposición, los caraqueños estaban a corta distancia de uno de los puertos más próximos a Europa y a Estados Unidos.

Interacción humana y cultural
Señalaba Alejandro de Humboldt que en La Habana y en Caracas, el visitante foráneo se sentía más cerca de Europa que en cualquier otro lugar de la América española. Dichas palabras no sólo aludían al hecho de tratarse de dos de los puntos más próximos al viejo continente, sino a la mayor interacción humana y cultural que de allí derivaba. Miranda, Bolívar, Rodríguez y Bello, fueron clara expresión de esa realidad. Por más cortesanas, castizas y ricas que resultaran capitales virreinales como Lima o Ciudad de México, la distancia geográfica y los mayores riesgos de viaje que ello traía consigo, imponían límites al acceso al viejo mundo.

No en balde, fue de Venezuela que surgieron las ideas que brindaron destellos de universalidad al proceso de independencia hispanoamericana y que todavía en nuestros días siguen guiando los pasos de la integración latinoamericana. Mientras desde los primeros albores incompletos de independencia los neogranadinos se enfrascaron en una guerra civil, persiguiendo visiones legalistas contrapuestas de país, los venezolanos definieron una noción de patria grande que abarcaba a la región entera.
 
Mentes abiertas
Caraqueños como Francisco de Miranda, Simón Bolívar, Simón Rodríguez y Andrés Bello representaron, a no dudarlo, las mentes más abiertas, curiosas y creativas que produjo América Latina por aquellos tiempos. El universalismo caraqueño, sin embargo, no sólo respondía a la mayor proximidad con Europa y Estados Unidos, sino también a la inmediata cercanía con las Antillas inglesas o francesas por donde se colaban los libros prohibidos por la Inquisición. El contrabando de ideas de allí resultante era algo que escapaba o se dificultaba en gran medida en relación a otras provincias del imperio español. 

Así las cosas, la distinción entre la universidad y el cuartel, asociada a la frase bolivariana, debe ser interpretada con cautela. Lamentablemente, el significado que se le atribuye a dicha frase si habría de cobrar forma ante los distintos niveles de desestructuración sufrido por ambas sociedades. Mientras Venezuela fue el punto de Hispanoamérica que mayor mortandad y caos social sufrió como resultado de la guerra de independencia, Nueva Granada a decir de Tulio Halperin Donghi fue el menos afectado. Ello facilitó el que este último pudiese adentrarse con menores traumas por el camino de las instituciones. Si bien Venezuela pudo exhibir a lo largo de su historia una pléyade de cúspides de la intelectualidad, éstas debieron la mayor parte de las veces lidiar con la realidad del cuartel.

altohar@hotmail.com
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