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“Tuiter y uasá”

Todo medio es falible, no necesariamente por malicia, sino porque hay que escribir de hoy para mañana, peor, de ya para ya. Añadamos la malicia, tan común, y resultan las fakenews

  • GUSTAVO LINARES BENZO

25/01/2020 05:00 am

Gran algarabía produjo el cierre de cuentas de tuiter del gobierno. Castigo para delincuentes, las tiranías no tienen derecho a expresarse, ¡bien hecho!, en definitiva. Un análisis menos frenético revela que el asunto no es tan fácil ni nítido.

La opinión pública pierde una de las pocas fuentes de información que se tenía sobre el régimen. Ahora no sabemos qué dice Maduro ni quienes lo acompañan. Tampoco sabemos lo que Padrino dice, o no dice. La opacidad del gobierno se ha vuelto tinieblas.

Luego, si es válido cerrar una cuenta de tuiter contra la voluntad del titular, más pronto que tarde se podrán cerrar todas. El doble estándar es patente y obsceno. Hoy Maduro, mañana Guaidó. La libertad de expresión es para todos o no es para nadie. La oposición no puede alegar en su defensa el “tú más” de las peleas de malandros: no hables que tú eres más ladrón, o más incompetente o más desalmado.

Peor aún si quien cierra las cuentas es una empresa privada monopólica. Este problema mundial es de una gravedad inusitada. Las concentraciones de mercado en prácticamente todos los sectores económicos se encuentran en el tope histórico, varias veces más alto que en la época de los Rockefeller y los Morgan. Desde los ochenta se está cumpliendo poco a poco la profecía de Marx: al final habrá un solo capitalista y todos los demás serán proletarios.

Esto es particularmente grave en el caso de las redes sociales. Contra todos los precedentes en materia de antimonopolio, Facebook compra Tweeter y no pasa nada, Google compra una empresa por semana y tampoco. Ronald Reagan, no precisamente un socialista, rompió en varios pedazos el monopolio telefónico de la ATT, abriendo la puerta a la competencia y por esa puerta llegaron los celulares. Por razones estrictamente capitalistas, la libre competencia, lo que hacen los gigantes del internet es inadmisible.

Mientras llegan esos controles y acomodos, es necesario recordar al filósofo Blades: “no creas lo que dicen los diarios”. Todo medio es falible, no necesariamente por malicia, sino porque hay que escribir de hoy para mañana, peor, de ya para ya. Añadamos la malicia, tan común, y resultan las fakenews.
 
En los 70 nuestros mayores decían que había que leer El Universal y El Nacional, ambos, para enterarse de algo. Hay que seguir a CNN y a RT, ambos, deberíamos decir hoy.

@glinaresbenzo
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