El sostenimiento propagandístico que se realizó en España de la dictadura perezjimenista en Venezuela durante el gobierno de Franco, respondió a una estrategia diseñada para resaltar afinidades indudables y la necesidad abrir espacios internacionales al dictador.
En Madrid y en Caracas se sucedieron una serie de pronunciamientos en los cuales se homenajeaban ambos gobiernos y se difundió a través de la Radio Nacional de España y en otros medios comentarios favorables a Venezuela como un país que avanzaba y notable crecimiento.
Éramos apreciados como un país extraordinariamente rico en el cual el bienestar de sus habitantes resaltaba y se le atribuía este resultado al gobierno dictatorial que si bien impulsó un progreso material violentaba todas las libertades políticas.
No obstante esta circunstancia y la evidente prosperidad de Venezuela que permitía la presencia de numerosos extranjeros en particular de Europa, españoles, italianos, portugueses que fueron recibidos generosamente en la nación con apoyo oficial, las luchas democráticas continuaron y la caída de la dictadura finalmente era inevitable y se produjo el 23-01-1958.
La percepción de España cambió al poco tiempo en el propio gobierno franquista. La Vanguardia Española señaló lo siguiente: “Aparte de sus errores políticos, mucho más importantes que sus aciertos, según la opinión casi unánime, en el orden puramente personal el ex presidente no gozaba de simpatías, ni siquiera en el círculo estrecho de quienes fueron sus colaboradores... Su gestión presidencial, ... se caracterizó por rasgos de crueldad y frivolidad pecaminosa poco comunes y, sobre todo, por una venalidad de difícil parangón. El botín dinerario que se llevó al exilio lo acredita así cumplidamente y es en justa consecuencia de semejante escandalosa depredación…” (“Una extradición y una prisión”, La Vanguardia Española, 14-08-1962).
La historia comenzaba a escribirse otra vez.
jfd599@gmail.com
En Madrid y en Caracas se sucedieron una serie de pronunciamientos en los cuales se homenajeaban ambos gobiernos y se difundió a través de la Radio Nacional de España y en otros medios comentarios favorables a Venezuela como un país que avanzaba y notable crecimiento.
Éramos apreciados como un país extraordinariamente rico en el cual el bienestar de sus habitantes resaltaba y se le atribuía este resultado al gobierno dictatorial que si bien impulsó un progreso material violentaba todas las libertades políticas.
No obstante esta circunstancia y la evidente prosperidad de Venezuela que permitía la presencia de numerosos extranjeros en particular de Europa, españoles, italianos, portugueses que fueron recibidos generosamente en la nación con apoyo oficial, las luchas democráticas continuaron y la caída de la dictadura finalmente era inevitable y se produjo el 23-01-1958.
La percepción de España cambió al poco tiempo en el propio gobierno franquista. La Vanguardia Española señaló lo siguiente: “Aparte de sus errores políticos, mucho más importantes que sus aciertos, según la opinión casi unánime, en el orden puramente personal el ex presidente no gozaba de simpatías, ni siquiera en el círculo estrecho de quienes fueron sus colaboradores... Su gestión presidencial, ... se caracterizó por rasgos de crueldad y frivolidad pecaminosa poco comunes y, sobre todo, por una venalidad de difícil parangón. El botín dinerario que se llevó al exilio lo acredita así cumplidamente y es en justa consecuencia de semejante escandalosa depredación…” (“Una extradición y una prisión”, La Vanguardia Española, 14-08-1962).
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