GUSTAVO MERINO FOMBONA

El territorio Mad Max o lo que es lo mismo máxima locura o un terreno apocalíptico hiperrealista, es la más extrema decadencia contrapunteando con la inflexión madura-acelerada, es la velocidad años luz hacia una destrucción voraz, es ahogar vidas y llevarlas al peor abandono, infelicidad, insensibilidad, castración, humillación, indignación, indecencias, incultura, manipulación psiquiátrica-física, genocidio infantil-generacional y geriátrico inconsciente y consciente, espacio desalmado, sadismo estructural, colocracias, pérdida crónica de la valía del tiempo, salarios que desaparecen en un segundo de panadería-el resto de los millones de segundos del mes de la canasta básica el ser debe disecarse en inanición, es como vivir en la intemperie de la luna, un tratamiento de salud o el comer completo son alucinaciones del olvido, el tener vehículo es como circular un edificio con ruedas a la diestra y siniestra mano de cualquier barranco técnico o macroeconómico que extinguiría el coche, Mad Max eleva la clase monolítica social de la indigencia y su acecho.

Países que tragan los síntomas aciagos de la Edad Media, donde la salud, la justicia, la seguridad personal-social, los fármacos, los derechos humanos garantizados por una noble administración irrigadora del bienestar integral existe sólo como un chiste de Stephen King, de Horacio Quiroga o de las gargantas de Los pájaros de Hitchcock, la implosión generalizada del culto a la inmoralidad, donde el funcionariado mayoritario anda en un enfermizo y cósmico guiso criminal desde vender microbios y oxígenos hasta rematar empresas de primer, segundo, tercer y cuánto sector intermedio haya en un ambiente de carencias totalitarias, estar en un país Mad Max es estar en una penitenciaría sin barrotes, un manicomio amnésico sin alcabalas, zoológicos abiertos, un manantial de vertederos de basura y chiveras donde la oferta criminal es lo único gratuito.

La estética son los huesos del hambre, secuela de la devastadora administración de la brutalidad antigerencial. Somalia y otros son países Mad Max donde proliferan paisitos y caudillitos con alforjas mal habidas imponiendo ciénagas como normas y antagónicos a la mínima ventisca constitucional, republiquetas-estados-municipios y parroquias en el bagaje de la ilegalidad y la anarquía, solo vagando el poder delictual dentro del concurso más vil, el gobierno junto a la oposición inoperantes-opulentos e hipercínicos, lo privado sobreviviendo en el surrealismo de la evaporación productiva y la población padeciendo un experimento político social-capítulos de la tercera guerra mundial en cámara lenta y rápida, rezago tecnológico de tres generaciones, donde luego de recibir  fabulosos ingresos y oportunidades sólo quedan traperías, es el axioma Mad Max.         

Recordemos el antídoto de Bolívar: “El sistema de gobierno más perfecto es aquél que produce mayor suma de felicidad posible, mayor suma de seguridad social y mayor suma de estabilidad política” o el dolor Mad Max de los versos Vallejianos en los Heraldos Negros: Hay golpes en la vida, tan fuertes... ¡Yo no sé! Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos, la resaca de todo lo sufrido se empozara en el alma... ¡Yo no sé! Son pocos; pero son... Abren zanjas oscuras en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte. Serán tal vez los potros de bárbaros Atilas; o los heraldos negros que nos manda la Muerte…

Profesor UCV

@wikicultural