China hoy se muestra como una economía emergente de rápido nivel de crecimiento, alto desarrollo de tecnología, inteligencia artificial, robótica y autonomía de los procesos y de las cosas, dando lugar al calificativo de la segunda economía del mundo. Sin embargo, el desarrollo rural aún una tarea por cumplir. Sus intensas políticas de industrialización, han transformado y cambiado su dinámica de acumulación de capital. Pero la restauración y la equidad entre regiones representan aún grandes desafíos. A lo largo de los campos en China se observan campesinos acumulando madera para prender fuego y espacios territoriales baldíos con escasos procesos de modernización en el campo. Aún el arado y la siembre a mano se mantienen, dejando a los campesinos sin más opciones que las que la propia tierra les ofrece para retroalimentar sus vidas. 

Al pesar de que el mercado rural interno en China es muy dinámico, la complejidad entre las relaciones y encadenamientos entre el campo y la ciudad han creado un amplio abismo entre lo que es la China Cosmopolitan y desarrollada a la China rural. Casi un millón de empleos son demandados en la ciudad, pero el campo ofrece más, pero al parecer a nadie le interesa una vida alejada de los trenes de alta velocidad, los rascacielos y la bulliciosa ciudad. Los salarios que se pagan en las ciudades como Shanghái, Pekín, Cantón, Shenzhen, Tianjin, Chongqing, Nankín y Hong Kong son más atractivos que los salarios que reportan los cultivos y cosechas de arrozales, campos de fresas y té ubicados Wuyuan (Jiangxi), Yulin (Shaanxi), Qiyang (Hunan). 

Cada uno de ellas hermosos y majestuosos lugares, pero donde el acceso a la electricidad es escaso y las altas temperaturas son inclementes con sus pobladores. Así solo vemos ancianos analfabetas y niños que caminan grandes distancias para llegar a la ciudad en busca de la escuela. Aunque no todo es tan malo, en algunas zonas rurales menos remotas como Yunana, Hubei, Guizhou y, Shennongjia existe una vida más tranquila y han comenzado a aparecer las comodidades de la moderna vida en la ciudad como las motocicletas y, los electrodomésticos, cada vez mayores en espacios como Shennongjia que es reconocido como Patrimonio de la Humanidad de la Unesco. Sin embargo, mientras las grandes ciudades continúan modernizándose la brecha entre ellas y las provincias persiste y cada vez es más atractivo para los hombres cabezas de familias emigrar a la ciudad en busca de una mejor vida para ellos y su familia, dejando a los abuelos a cargo de sus hijos cuando sus esposas marchan a su mismo ritmo. Pero el círculo de la pobreza no se supera el Hukou los persigue y su permiso de residencia en la ciudad no les permite acceder a los servicios básicos como sanidad y educación. Persistiendo de esta manera la pobreza rural, pero en una escala urbana. 

@abhurtado