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Caídos en desgracia que dura ya dos décadas, salir de ella tiene como única opción resolver la debacle antes que ella acabe con nosotros y a Venezuela como nación

  • PEDRO E. PIÑATE B.

12/12/2019 01:00 am

Tras dos décadas perdidas, nuestro otrora rico país petrolero de la América del Sur, poseedor de las reservas probadas más grandes del mundo, continúa al final de 2019 sumido en la debacle, sin que se visualice una solución a corto plazo. Hasta ahora, la política y la diplomacia han resultado inútiles ante la fuerza bruta de las armas que la prolonga y mantiene a conveniencia. En estas circunstancias, la decadencia del liderazgo oficial es factor limitante dentro del esquema negociador político y diplomático que se ha planteado con poco avance a la restauración de la libertad y democracia, y cero frente a la debacle.

De cómo la decadencia del liderazgo oficial impide encontrar salida y resolver la debacle, tendría como explicación el hecho de que no se puede ser parte de la solución siendo la causa. Tampoco cuando además no se tiene interés alguno en contribuir a una salida y por el contrario se continúa agravándola en su exclusivo beneficio. Así el tiempo transcurre en Venezuela sin progreso alguno, encontrándonos los venezolanos atrapados en una especie de limbo o purgatorio donde los únicos que se salvan, son los que migran. En este purgatorio bajo el liderazgo decadente que persiste, nada tiene solución ni ofrece presente ni futuro seguro alguno. Por eso el hambre atenaza por doquier y la hiperinflación y devaluación nos arruinan. Como la desidia y el abandono alcanza a todo lo que depende del Estado, nada funciona como debería para colmo de nuestros males: electricidad, agua, gas, comunicaciones, salud, educación, vivienda, vialidad y obras públicas, transportes seguridad, identificación, impuestos, registros, combustible, etc.

Caídos en desgracia que dura ya dos décadas, salir de ella tiene como única opción resolver la debacle antes que ella acabe con nosotros y a Venezuela como nación. Para ello el país requiere que los nuevos líderes sean capaces de asumir la conducción acertada del país, reemplazando el liderazgo decadente. Esto al tiempo que todos nos ponemos a trabajar en la dirección del progreso. Si como escribió Thomas Carlyle en su libro La Revolución Francesa: “Los años del hombre están contados”, saque pues cada quién su cuenta de los años cree le quedan, para hacer y ver a Venezuela libre y próspera de nuevo. Como descubrirán no tenemos tiempo para seguir perdiendo.

ppinate@gmail.com
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