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De marcha en marcha

Cada vez con menos participantes. Siempre van de camisas o franelas rojas. Mucha bulla, mucha mochila con aguardiente, mucha música. Son básicamente empleados públicos que caminan en pequeños grupos

  • ELIDES J. ROJAS L.

20/11/2019 05:00 am

La oposición tenía más de tres meses sin coger calle. Encerrada en una de diálogo, movidas diplomáticas, plomo verbal y de cumbre en cumbre, como decía el fallecido comandante. El sábado pasado salieron por todo el país con bastante gente, más de la que los radicales que desconvocaban habían predicho. Pero es lo habitual. Las marchas o concentraciones de la oposición, suelen ser multitudinarias, de mucha presencia, de múltiples segmentos sociales.

Claro, si todo el mundo está pelando. No podía ser de otra manera. Salvo que de verdad Venezuela ya hubiera alcanzado el estatus de Cuba, donde la oposición es una morisqueta diseñada por el propio régimen. Cosa que tal vez también comienza a verse aquí, ese fenómeno del arrastre político y por urgente hambre económica. O por encontrar algún espacio para flotar. En el caso cubano se trata de sobrevivencia. En el caso venezolano la oposición interesada y de coincidentes estrategias con el régimen, parece ser más bien movida por lo económico. Si acaso queda algo por ahí en esos maletines. En todo caso, con mucha gente o poca gente caminando o paradas llevando sol, siempre se impone la comparación con la marchadera del chavismo. Son dos mundos totalmente opuestos. Veamos cómo es la cosa en el lado de los rojos.

Cada vez con menos participantes. Siempre van de camisas o franelas rojas. Mucha bulla, mucha mochila con aguardiente, mucha música. Son básicamente empleados públicos que caminan en pequeños grupos aislados por unas pancartas que identifican al ministerio, al instituto o a la misión a la que pertenecen. Colocan sin pena los slogans creativos: Cantv une a la gente o Corpoelec ilumina su vida. Ya no hay marchas en todo el país. Si acaso en Caracas. Y siempre arrancan en Cantv o Plaza Morelos y llegan a Miraflores o a la avenida Bolívar. En ambos casos llenan un pedazo de vía. Desde hace muchos años no se produce el llenazo anunciado. Tienen dos oradores. O es Maduro o es su suplente, Cabello. Los demás no cuentan por cansancio o ya se pusieron tan viejos que no se les entiende lo que dicen.

Las concentraciones o marchas se reducen a una pretendida demostración de fuerza que en realidad entra, desde el comienzo, en el mundo del más extremo ridículo. Media cuadra de gritos destemplados, mueras a la oposición y la infaltable andanada contra el imperio y la derecha. Ni una sola proposición para sacar al país de la más horrenda quiebra en la que el mismo chavismo lo ha metido. Ni una sola idea de cómo batir la hiperinflación o de cómo derrotar al malandraje que abate a la población. Ni una sola palabra sobre la diáspora y la huida general que en realidad es lo que significa. Pura tontería Cubanoide y frases hechas desde los años 60. Palabras, gritos y consignas sacadas de los patios de recreo de los liceos sesentosos y de las puertas de la UCV en medio de piedras y plomo. Nada más inútil en estos tiempos que una marcha chavista. Y lo peor es que son muchísimas.

En el mismo tiempo en que la oposición se encerró a tuitear, el chavismo ha realizado unas 30 marchas en Caracas. Siempre iguales. Toda la policía y Guardia Nacional trancando las calles, cortando la luz sin contemplaciones, pues o hay música para los marchantes de rojo o hay servicio eléctrico para la población. Una cosa o la otra. Y el motivo no importa. Cualquier cosa sirve: Marcha por la dignidad de los pingüinos revolucionarios de la Argentina profunda, Concentración por los pueblos afrodescendientes y la desaparición del cocodrilo africano, Un grito por Evo y la honestidad del voto electrónico revolucionario, Un abrazo para El Pollo. Y así hasta el infinito.

La oposición promete multiplicar la protesta de aquí en adelante. Es de suponer que el chavismo hará lo mismo. Eso quiere decir que si ahora no trabaja, pues, ni modo; no trabajará más nunca.

La próxima marcha del chavismo puede ser dentro del hipódromo. Así le dan vueltas a la pista sin enredarle la vida a la gente. Especialmente en el Centro de Caracas. Lo que importa que vaya es VTV. Más nada.

Por lo pronto, y es lo que hay, Chávez vive, Maduro baila salsa de lo más lindo y Cabello a punto de entrar en la Academia de la Lengua.

elidesr@gmail.com

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