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Prevención. Delitos prenavideños

Todo parece indicar que, en nuestro país, el comportamiento navideño tradicional conocido por la mayoría va a tener variables. Por ejemplo, la movilidad entre ciudades se hace más cuesta arriba...

  • ALFREDO YUNCOZA

18/11/2019 05:00 am

Las características sociales, económicas y políticas actuales en Venezuela, han contribuido a una acelerada mutación de los modos delictivos tradicionales. De allí que los ciudadanos puedan tener percepciones algo diferentes del entorno, especialmente respecto a los tipos de delitos que se hacen públicos por medios formales o informales. 

Por otra parte, todo parece indicar que, en nuestro país, el comportamiento navideño tradicional conocido por la mayoría va a tener variables. Por ejemplo, la movilidad entre ciudades se hace más cuesta arriba entre otros motivos, por la baja en la disponibilidad de servicios de transporte terrestre y aéreo, el estado general de la vialidad, las fallas de los servicios públicos y los costos implícitos de pasajes. 

Así mismo, los delincuentes se han adelantado en implementar métodos algunos ya conocidos, y otros frutos de su creatividad, porque se ven obligados a adaptarse a las nuevas circunstancias para que “sus negocios” puedan seguir adelante. Por tanto, es conveniente estar atentos y tomar las medidas de prevención que minimicen la probabilidad de ser víctimas del delito. 

Las residencias se han convertido en un blanco especialmente apetecible para los criminales. La mayoría de los equipos alimentados por energía eléctrica, que allí comúnmente se encuentran, por lo general tienen elevados costos y no necesariamente son difíciles de transportar. Televisores, equipos de sonido, microondas, computadoras, impresoras, teléfonos celulares e inalámbricos, son algunos de los bienes que luego se venden en el mercado negro por una fracción de su valor generando rápidas ganancias. Si los delincuentes se transportan en motos y en el inmueble permanece algún vehículo, aprovecharán para incluir en el botín objetos de mayor tamaño y peso. Y es que hasta los alimentos ahora forman parte de la lista. En varios casos de hurtos, las despensas y neveras han quedado vacías. 

La cada vez mayor circulación de euros y dólares no sólo se transforma en una oportunidad para el robo y el hurto convencionales. Ante la ausencia de opciones formales que permitan mantener ese efectivo a buen resguardo, las residencias y algunas oficinas, se han convertido en pequeños bancos. Por eso no es de extrañar que se incrementen los casos de ciudadanos que sean interceptados y llevados a sus hogares, no para desarrollar el secuestro rápido y mucho menos de larga duración. Se trata de “abrir las puertas” para llevarse todo lo que esté al alcance. Las víctimas por lo general son seleccionadas por el uso poco reservado del efectivo al momento de efectuar pagos por compras o servicios. Es el lamentable alto costo que pagar por la ostentación o la ausencia de medidas de prevención. Es irónico que en Venezuela las entidades financieras tengan un riesgo de robo considerablemente menor a una residencia. 

Los hurtos hormiga siguen su ritmo ascendente en las empresas y comercios. En el primer caso las medidas de control, aunque pueden arrojar resultados favorables en cuanto a detectar a los responsables, se encuentra con una larga serie de trabas burocráticas que, en no pocos casos, restituye al culpable a su puesto de trabajo. En cuanto a los comercios, todo tipo de mercancía es atractiva y cada vez más mujeres, niños y adultos mayores son los protagonistas de estos actos delictivos. El factor común en ambos casos es la impunidad, que se convierte en incentivo para el delincuente y en un factor que impacta la efectividad de los sistemas de seguridad. 

Aunque existe un informal toque de queda nocturno que se evidencia en la temprana soledad de las principales ciudades del país, noviembre y diciembre son sinónimo de celebraciones… y el delincuente lo sabe. No se trata de decretar un duelo navideño sino de celebrar considerando el sentido común y nuestra realidad. Seleccionar horarios diurnos, hacer difusión del evento sólo a los interesados, el consumo responsable de bebidas alcohólicas, preferir locaciones con facilidades de ingreso y estacionamiento, son algunas de las sencillas opciones que minimizan riesgos. 

Las estafas y falsificaciones de ciertos productos tienden a incrementarse ya que, aunque no como en otros tiempos, la disponibilidad del dinero es mayor y muchos prefieren invertir en ciertos equipos. Los teléfonos celulares falsificados o reconstruidos son vendidos como originales generando considerables ganancias. Otra opción es ofrecerlos a precios extraordinariamente atractivos, solicitar el pago mediante transferencia bancaria y luego desaparecer. La venta de dólares y euros, sumado a la suplantación de identidad, aunque no es un modo nuevo, también se incrementa ante la actitud excesivamente confiada de quienes pasan a ser víctimas. 

Subestimar la inteligencia del delincuente, creernos inmunes, asumir una actitud despreocupada, considerar la seguridad un asunto de los demás, hacer de la rutina un hábito y no ser elemento activo de la comunidad laboral o residencial se traducen en oportunidades para el criminal.

ayuncoza@gmail.com 

Twitter: @alfredoyuncoza
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