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Colapso antes de las sanciones

Venezuela, ahogada por los compromisos externos, con precios e ingresos petroleros que no logran cubrir las necesidades de la economía nacional

  • ECCIO LEÓN R.

14/11/2019 05:00 am

A fines de 2012, antes de que el precio del petróleo comenzara a caer, la economía venezolana ya se encontraba con graves dificultades. El país había agotado casi todo su nivel líquido de reservas internacionales y había perdido acceso a los mercados financieros del foráneos. Venezuela agotó sus reservas internacionales líquidas aun antes de haber recibido el choque de precios del mercado petrolero mundial. Ambos se vinculan con la reforma que el Súper Ministro Jorge Giordini promovió en julio de 2005 en la ley que gobernaría el BCV. Esta reforma permitió que el gobierno se apoderara de las reservas internacionales, que fueron gradualmente traspasadas a un fondo para las inversiones del sector público (Fonden). Así, entre los años 2005 y 2013, el BCV traspasó al Fonden cerca de 53.500 millones de dólares de sus reservas internacionales. La reforma anuló la cláusula según la cual Pdvsa tenía la obligación de vender las divisas de origen petrolero al BCV a la tasa de cambio oficial. Con la reforma, todo el poder sobre las divisas de origen petrolero fue desplazado a Pdvsa. Con un flujo de entrada limitado de dólares y un flujo de salidas sin restricciones, las reservas líquidas se fueron agotando.

Desde 2011, el servicio de la deuda de la república y de Pdvsa, sumado al servicio de la deuda contraída con los bancos de desarrollo de China, superaban los 15.500 millones de dólares anuales y se tragaba casi 20% de las exportaciones. En 2015, el servicio había subido a 55% de las exportaciones. Este altísimo nivel de repago comenzó a empeorar la restricción de divisas y a comprometer las finanzas externas y públicas de Venezuela.

Con el desarrollo de la bonanza petrolera, Venezuela se vio crecer enormemente el consumo y las importaciones por habitante. Tanto fue así, que estas últimas se triplicaron entre 2004 y 2008. Este crecimiento vertiginoso de los productos importados terminados y semiterminados fue promovido por una política cambiaria (Giordani) que dio preferencia al anclaje del tipo de cambio nominal oficial, lo cual parecía sencillo mientras se desarrollaba la bonanza de ingresos de origen petrolero. Al final, la inflación no pudo ser contenida por el anclaje cambiario y más bien el esquema cambiario terminó resultando en una abierta sobrevaluación del bolívar, que le fue quitando competitividad a la producción nacional.

El primer gran recorte de las importaciones se inicia a finales de 2012 y continúa en 2013. En 2013, el valor de las importaciones se redujo 13% con respecto a 2012. En 2014, 2015 y 2016, los recortes anuales en las importaciones fueron respectivamente de 17%, 30% y 51%. Otro 25% adicional de ajuste se estima podría haber ocurrido en 2017. Así que, en perspectiva, la importaciones de 66.000 millones de dólares en 2012 pasaron a escasos 12.300 millones en 2017. Los efectos macroeconómicos de este brutal ajuste en las importaciones han sido devastadores. Sin insumos, materias primas, partes y bienes de capital, la producción nacional ha colapsado a niveles sin precedentes. Ya en los dos primeros trimestres de 2014, con precios del crudo aún en los 100 dólares por barril, la economía venezolana comenzaba a registrar síntomas de recesión, con caídas del PIB de 5,2% y 5,4% respectivamente. Entre 2014 y 2017, la caída acumulada del PIB se estimaba en 39,5%.

Las importaciones habían generado un dramático cuadro de escasez de bienes finales de primera necesidad, en especial alimentos, medicinas e insumos médicos. El índice de escasez de alimentos, según el BCV, alcanzó un valor de 29,5% en marzo de 2014. Desde entonces, las cifras oficiales sobre este indicador dejaron de publicarse. No menos importante, en la medida en que la liquidación de divisas por los canales oficiales se habían hecho cada vez más reducida, la demanda así como la presión en el mercado paralelo se incrementado sustantivamente, con graves efectos sobre el ritmo inflacionario. De una variación interanual de 163% en 2016, el tipo de cambio paralelo promedio pasó a registrar un crecimiento de 1.825% en 2017. Al igual que en otras experiencias de crisis externas en un contexto de controles en el mercado cambiario, la cotización del dólar en el mercado paralelo un mercado de origen ilegal pero en franco crecimiento se ha convertido en el precio más importante de la economía y en un indexados de la mayor parte de los bienes con componentes u origen importado.

En fin, Venezuela entró en un contexto hiperinflacionario, y ahora se pueden comprender mejor las razones. Venezuela, ahogada por los compromisos externos, con precios e ingresos petroleros que no logran cubrir las necesidades de la economía nacional, sin reservas y aislada financieramente de los mercados internacionales, la economía venezolana se quedado con un régimen cambiario en caída libre qué ni siquiera sirve para hacer importaciones. 25 de Agosto del 2017 Estados Unidos impone por primera vez sanciones financieras contra el régimen de Venezuela. Las sanciones anteriores fueron directamente contra individuos venezolanos o con conexiones con Venezuela y a compañías.

@el54r
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