Automatización en la nueva era industrial
La automatización no elimina el trabajo, lo transforma. Los trabajos de hoy en día se asocian a un conjunto de tareas, con ciertos niveles de habilidad cada una
El mundo va por su cuarta revolución industrial y, en la medida que cada una se ha desarrollado, surgen nefastas proyecciones acerca de las pérdidas masivas de empleos, la sustitución del hombre por la máquina, y la pérdida de bienestar de la humanidad. Si reconocemos los cambios en la calidad de vida de la población luego de las tres revoluciones industriales previas, se concluye que las perspectivas negativas no se cumplieron, creció el número de empleos, aumentó el nivel de vida y el hombre sigue teniendo el control de su destino.
Las perspectivas acerca del impacto que tendrá la cuarta revolución industrial en la humanidad no son menos negativas. Esto debido a que las tecnologías disruptivas: inteligencia artificial, robótica, blockchain e impresión 3D, están transformando los sistemas sociales, económicos y políticos, en muchos casos de forma impredecible. Y la falta de certeza acerca de cuándo y cómo será el próximo cambio es lo que dificulta la evaluación de impacto, generando que los escenarios menos optimistas predominen.
Un sector donde estas perspectivas se destacan con vehemencia es el laboral. Cada día muchos trabajos repetitivos y poco calificados se están automatizando, tendencia que va desde los países desarrollados acostumbrados a altos salarios hasta países en desarrollo cuya ventaja comparativa se centra en la abundancia de mano de obra. Planteada de esta manera, la automatización amenaza el bienestar de los trabajadores. El riesgo de identificar de esta manera el impacto que tendrán las nuevas tecnologías, condiciona la disposición de la población a adoptarlas y hace realidad las perspectivas más negativas que se ciernen sobre la humanidad.
La automatización no elimina el trabajo, lo transforma. Los trabajos de hoy en día se asocian a un conjunto de tareas, con ciertos niveles de habilidad cada una. En la medida que por lo menos una de las múltiples tareas que realiza el trabajador no pueda automatizarse, por razones económicas y tecnológicas, ese trabajo se mantiene y se transforma. Por ejemplo, la labor de los mesoneros se caracteriza por el desarrollo de múltiples tareas que pueden ser automatizadas, pero hay una donde el hombre tiene todavía ventaja sobre el robot: la interacción humana. Aunque la tecnología ha permitido que un robot entregue la comida, éste tiene dificultades para entregarla con la amabilidad y delicadeza que solo un ser humano demuestra.
A un mayor nivel de automatización, los procesos productivos requerirán de mayor supervisión y control de calidad. Esto requiere de trabajadores calificados cuyas nuevas tareas serán resultado de los avances tecnológicos incorporados a la producción de bienes y servicios. La educación se transformará para atender estos nuevos requerimientos y la población accederá a nuevos conocimientos.
En este sentido, el mundo debe preparase para los cambios que traerá la nueva tecnología. En lugar de exagerar sus costos, se debe actuar a favor de la transformación de los paradigmas educativos vigentes, impulsar los esfuerzos que realizan las empresas en innovación y desarrollo, y promover la modificación de los procesos productivos hasta lograr el uso eficiente de los recursos no renovables.
@zerpasad
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