La subida al Monte Carmelo
En el centro estrecho y empinado está el pueblo de Venezuela, pasando las de Caín para sobrevivir a esta tragedia que ya no tiene calificativos.
San Juan de la Cruz ilustró el camino de perfección en una serie de cincuenta dibujos que dedicó a sus alumnos. Ilustró el encumbrado monte de la excelencia cristiana que tiene tres caminos: uno recto, angosto y empinado en el centro y dos torcidos a los lados. Al pie del trayecto central aparece la cita evangélica: "Estrecho es el camino que guía a la vida".
Ciertamente, se trata de una senda fatigosa que poco a poco se va ensanchando en la medida en que se eleva. El adverbio “nada” aparece cinco veces en la senda, recordando el recio espíritu de desasimiento que debe practicar el alpinista para perseverar en el ascenso: “Nada ha de apetecer el alma que desea rectamente subir a lo supremo del Sagrado Monte. Un vacío, por tanto, y desapego absoluto, sin inclinarnos ni por uno ni por otro”.
Unidad y ascenso
Repasé las ideas del místico castellano cuando viví la experiencia del municipio Monte Carmelo en el estado Trujillo. El liderazgo político aceptó la espinosa y estrecha vía electoral en diciembre de 2018, pese a todo pronóstico de derrota cantada, fraude, ventajismo, colaboracionismo y demás revoloteos sobre materia ya desechada y descompuesta por muchos. Wilmer Delgado, dirigente adeco, diez años alcalde y once años alejado de la política aceptó el reto: constituyó su plancha unitaria (AD, COPEI, PJ y AP) cargaron sus mochilas y emprendieron la escalada. Ganaron seis de los siete concejales en el municipio. Le ganaron al alcalde rojito, al gobernador chavista, al Plan República, a los puntos rojos, a las cajas CLAP, a los bonos de la Patria, al CNE, a la abstención, al liderazgo nacional que llamó obstinadamente a la abstención. Le ganaron a los que transitan las torcidas sendas de la izquierda y a los de la derecha.
En el centro estrecho y empinado está el pueblo de Venezuela, pasando las de Caín para sobrevivir a esta tragedia que ya no tiene calificativos. El zigzagueo de los caprichos y apetencias personales, del “hoy quiero esto y mañana esto otro”, tiene a los que no les queda más remedio que escalar por el centro bajo la conducción de nadie. El secreto del liderazgo de Monte Carmelo fue el desprendimiento: deshacerse de toda ambición y honra personal, pasar a la delantera y guiar a la gente en la única senda viable para la gran mayoría de los venezolanos.
Caminos torcidos
Hablando de caminos torcidos, los últimos acontecimientos en naciones hermanas reflejan cómo un descontento latente y desarticulado puede producir una erupción volcánica de violencia y destrucción. Para bajar la presión se requiere diálogo social y altas dosis de comunicación política. Pero algunos piensan que basta con ganar una elección y aplicar recetas macroeconómicas. La realidad una y otra vez no parece tal.
Por su parte, no basta con denunciar la desigualdad, aglutinar a la izquierda en torno al odio hacia mandatarios electos por la gente. El desafío, que la doctrina comunista repulsa de plano, es ampliar consensos: encausar las demandas de las mayorías, en lugar de desbordarlas y despojarlas hasta de lo poco que tenían.
mmmalave@gmail.com
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