Curiosidades sobre el huevo
Cualquier chistoso diría que lo cierto de los huevos es que vienen en pares, pues un trio es mucho que cargar, al igual que la foto más famosa en redes sociales del último año seguro fue de un huevo
Huevos hay de todos tamaños y colores, el de avestruz es inmenso y blanco; el del alcaraván mediano con manchas verdes; y el de codorniz diminuto con lunares marrones, tan solo por citar ejemplos.
Bastante polémica ha originado la curiosidad sobre qué vino primero… ¿El huevo o la gallina?... Científicos prestigiosos han perdido horas en una diatriba que parece tornarse eterna, incluso existen algunos aventurados que han visto décadas deslizarse ante sus ojos mientras perdían su tiempo en intentar comprobar cuál de las dos teorías es la cierta.
Formular este tipo de pregunta en una granja avícola puede crear disputas entre los expertos, o por lo menos así lo he podido constatar en un par de ocasiones durante viajes por el campo. Cualquier chistoso diría que lo cierto de los huevos es que vienen en pares, pues un trio es mucho que cargar, al igual que la foto más famosa en redes sociales del último año seguro fue de un huevo.
Lo irónico del comentario del guasón es que no está tan alejado de la realidad. En Enero de este año el retrato de un huevo fue clasificado como la fotografía viral de 2018, superando el total de 26 millones de “Likes”. Es por ello que esto de las curiosidades del huevo se ha convertido en el tópico de la columna esta semana.
Indagando sobre el tema me encontré que en un libro titulado “Venezuela: historias civiles e inciviles”, obra de Francisco Salazar Martínez, se mencionaba un relato en el que el protagonista resulta ese que ya usted sabe… Sí, el huevo.
En 1858, año final del “Monagato”, estuvo de paso por Caracas como turista de tránsito un periodista norteamericano llamado H.E. Sandford. Sus crónicas fueron publicadas en las páginas de “Harper’s New Magazine”, una revista estadounidense. Las palabras contenidas en su artículo fueron publicadas algunos años más tarde por la “Gaceta Muskus” de Caracas, luego de ser traducidas al castellano por el doctor Alejandro Huizi Aguiar, personaje que llegó a desempeñar el cargo de agregado comercial de Venezuela en Washington.
En una parte de la extensa crónica de Sandford sobre su estadía en la capital venezolana, entre muchas otras cosas, habla sobre los mercados en Caracas, prestando especial atención al interesante de los huevos, ya que un par de ellos consistía en el producto que fungía de punto de gravedad y marcaba pauta en la economía durante aquella época remota. Más o menos igual que lo es ahora cuando un puede leer en los periódicos: -El salario mínimo no alcanza ni para un cartón de huevos.-
Describe Sandford su experiencia en el mercado con palabras capaces de trasladar al lector hasta un pasado lejano, aunque al venezolano de hoy no le suene muy distante.
-El centro del mercado está lleno de puestos con toldos de lona, donde se vende la carne flaca del ganado, hambreada pero bravo, que se trae de los llanos.-
También comenta sobre quienes pululan por el sitio: -Las gentes aquí son en su mayoría mestizas; las mujeres de pueblo utilizan mantas blancas, un tipo de pañolón largo sobre la cabeza, recordando un poco a las mujeres de Constantinopla.- Mientras que: -Los hombres llevan un pantalón suelto, de color marrón, que les llega hasta la rodilla, y sobre éste, una camisa suelta, un alegre pañuelo, si lo tienen, debajo de un sombrero de hoja de palma o de fieltro, y en los pies, sandalias, si las poseen.-
Uno de los detalles que más impresiona a Sandford es el precio de los productos en la capital de Venezuela, le parece que eso de comprar alimentos en Caracas es todo un lujo. Narra que las patatas cuestan cinco dólares el “Bushel”, saco equivalente unos veinte kilogramos, y la libra de mantequilla que costaba sesenta céntimos era importada de Estados Unidos.
Pero volviendo al tema este de los huevos y la gallina, menciona Sandford lo siguiente:
-Las gallinas cuestan un dólar cada una; pavos cinco; cuatro huevos por un real, o diez céntimos… Los huevos hacen a veces de moneda, pues a la mujer que le preguntamos el precio de unos cambures responde: “Dos huevos”, por querer decir cinco centavos.-
Sobre la manera de manejar los huevos comenta: -empacan éstos nítidamente, en pares, envueltos y atados juntos en hojas de maíz y los trasladan a lomo de burro sin dificultad alguna.-
Lo que más despierta la curiosidad de Sandford es que: -Los huevos hacen a veces de moneda, pues la mujer a quien preguntamos el precio de los cambures responde: “Dos huevos”, por querer decir cinco centavos.-
Tan importante era el huevo que hasta sustituía al “Centavano” de cobre, cuyo poder adquisitivo era más escaso que su circulación como moneda nacional, ya que: -El resto de piezas en circulación está constituido por monedas americanas, inglesas y francesas; la doble águila americana, “Morocota”, como se le llama, y el soberano inglés, son las dos monedas de oro más comunes.-
Jimenojose.hernandezd@gmail.com
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