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Cambiar la mirada

No se está haciendo política. Frente a un poder como el que padecemos la política sólo puede venir de un sujeto que la haga como una ruptura específica

  • TEÓDULO LÓPEZ MELÉNDEZ

23/10/2019 05:00 am

La teoría política debe enfrentar al siglo XXI. Quizás el vacío provenga de la aplicación a las ciencias políticas del principio de que aquello que no fuese empíricamente demostrado quedaría fuera de significado. Es menester una pluralidad de ángulos de visión que la urgencia de encontrar una certidumbre sepultó. Ya no se requiere un corpus homogéneo, lo que se requiere es un intercambio fluido y permanente de diversas comprensiones. Algunos hablan de ofrecer no una mirada sistemática sino sintomática. Es lo que otros denominan la teorización de la política y la politización de la teoría. 

Venezuela tal como la conocimos está agotada. Frente a nuestros ojos está la posibilidad de una nueva que requiere de imaginación y de inteligencia para que tenga un nacimiento normal y para que el feto no presente deformaciones. 

Es en el campo de la política donde debemos rejuvenecer a toda prisa, mientras la rara avis pasa a ser ahora encontrar un gobernante lúcido –o un aspirante a serlo- que lo entienda. Basta por iniciar la comprensión de una realidad múltiple, contradictoria y complementaria e interrogarnos si nuestras creencias nos han conducido a algún resultado concreto. Si la respuesta es negativa ya estará abierta la espita para el abandono de los paradigmas inservibles y su sustitución por otros. El proceso en su final sólo puede ser medido en largo tiempo, pero la decisión de cambiar la mirada o simplemente de interrogarse sobre ella tiene consecuencias a corto plazo. 

No se está haciendo política. No la logran entender como una especificidad de acción. Frente a un poder como el que padecemos la política sólo puede venir de un sujeto que la haga como una ruptura específica. Si se mantiene en un territorio evanescente la política se hace innecesaria. Una estrategia correcta de combate es dejar claro que las élites no monopolizan, que no son dueñas, que las instituciones no sólo sirven para preservar privilegios.

Puede generarse una inteligencia colectiva y un modelo de auto-organización, aplicable hasta en el aspecto económico, por lo que ya se habla de una “economía sostenible de colaboración”. Lo contrario consolida el poder hegemónico, uno que se invisibiliza en el ejercicio del dominio y del abuso. 

teodulolopezm@outlook.com
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