Sí porque se trata de un asunto con el cochino dinero. Aunque lo más probable es que esos tickets fueran de cortesía (celebridades, millonarios y políticos reciben tickets espléndidos que luego regalan, porque ellos están muy ocupados para disfrutar de la vida y así se aseguran fans, clientela o favores) se trata de puestos caros. Teniendo en cuenta que los personajes son conspicuos líderes opositores -un ministro fantástico y un vicepresidente del Legislativo- de un país que muere de hambre y merma sanitaria, donde hay 700 presos políticos, torturados o asesinados y asesinos con patente de corso; resulta bastante frívolo verlos vacilándose la final del equipo mesmo de la capital del Imperio e imaginarlos agarrados codo con codo cantando: “Take me out to the ball game...”. Por supuesto, si fueron compradas con fondos de su bolsillo sería una cachetada a la fe pública. Y este punto no voy a explicarlo, porque quienes tienen que dar las explicaciones, pagadas o gratis, son ellos. 

El No en cambio es muy endeble, falto de caracter, pusilánime, porque si usted tuviera, querido lector, la posibilidad de ir al 4to. partido de la final que Los Nacionales lideran por 3 juegos en el mismo Washington... ¿No iba a ir? Ajá, míreme a los ojos y dígame: “No, mi pueblo se muere de hambre, así que yo me quedo en casa a verlo en mi televisor de 52 pulgadas”. No, ¿verdad? Usted lo que diría es: “Bueno, aquí tengo este par de tickets. No se vería bien que nos descubrieran manguareando en la final de un juego de béisbol mientras todavía no hay ni cese, ni transición y no va a haber elecciones libres, pero... ¿qué posibilidades hay de que nos cachen en ese estadio donde caben 40 mil espectadores? Stalin: ¡agarra la chaqueta que nos vamos! Tú pagas las birras”. 

 Yo no sé, pero para mí que ese camarógrafo era chavista. 

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@JorgeSayegh