Espacio publicitario

Una influencia muy positiva

AGUSTÍN ALBORNOZ S. Todos y cada uno de nosotros influimos a las demás personas con quienes tenemos contacto, para bien o para mal. Más aún cuando se trata de personas que se destacan de alguna forma, como por ejemplo deportistas de distintas disciplinas.

  • Diario El Universal

08/04/2018 05:00 am

AGUSTÍN ALBORNOZ S.

Todos y cada uno de nosotros influimos a las demás personas con quienes tenemos contacto, para bien o para mal. Más aún cuando se trata de personas que se destacan de alguna forma, como por ejemplo deportistas de distintas disciplinas. Muchas veces podemos darnos cuenta de qué manera influimos en las personas más cercanas en nuestras vidas. Pero usualmente no nos percatamos de cómo influimos en los seres humanos que día a día se encuentran con nosotros, sea temporal o frecuentemente. Entre los casos más importantes de las personas en quienes influimos siempre tendremos a los niños con los que tenemos contacto, sean de nuestra familia o no. ¿Por qué? Porque la tendencia natural de los niños es imitar lo que ellos ven que otras personas hacen, sin importar lo que uno les haya dicho que hagan. Y se va a hacer cada vez más necesario que influyamos de las maneras más provechosas que podamos a todos los niños que nos sea posible, tomando en cuenta que a su alrededor (y más allá) tristemente hoy en día ellos están viendo muy malos ejemplos de diversa índole y de distintos orígenes.

Por eso es imperativo que reconozcamos que nuestra vida toca la de muchas otras personas día tras día, para bien o para mal, y, especialmente en momentos de crisis, cada vez que podamos influirlos positivamente de diversas formas estaremos contribuyendo a mejorar el ambiente que nos rodea, para beneficio de todos. Y si estamos influyendo provechosamente a algunos niños, no solo mejoraremos nuestro entorno, sino que también estaremos haciendo un aporte relevante para un mejor futuro para esos niños. Porque ellos representan ese futuro, además de que por un lado así compensaremos de alguna manera esas malas influencias a las que ellos están expuestos con frecuencia, y por el otro también los estaremos ayudando a conocer la otra cara de la moneda, mostrándoles que lo malo que están observando no solo no es lo único ni lo normal, sino que es solo eso, lo malo a lo que puede llegar un ser humano si no se invierte en su formación espiritual, moral y ética. De ese modo ellos se prepararán para hacer los cambios necesarios, y así poder construir un futuro mejor para la sociedad en que van a vivir.

Una manera eficaz de influir a otras personas, en especial a los niños, es mostrándoles la influencia tan positiva que significa dar a otros. Y cuando decimos dar a otros nos referimos a dar de nuestros recursos y dar de nosotros mismos, principalmente de nuestro aprecio, tiempo y esfuerzo, aunque algunas veces también de nuestro dinero.

En la práctica podemos decir que hay tres maneras de dar: dar a regañadientes, dar por obligación o dar de corazón. El que da a regañadientes dice: "Tendré que hacerlo"; el que da por obligación: "Tengo que hacerlo"; el que da de corazón: "Quiero hacerlo".

Conozco de cerca al Director de una Fundación que se dedica a la atención de adultos mayores, y quien, desde que lo conozco he visto cómo "quiere hacerlo" cada día, ya que se entrega a sí mismo plenamente todos los días en su trabajo para esas personas.  De verdad es un buen ejemplo de dar, especialmente de su aprecio, tiempo y esfuerzo. Uno tal que estimula a hacer lo mismo a las personas que lo conocen y lo ven en acción. Y además que, como ya hemos dicho de que la vida es un bumerán y que todo lo que se siembra en algún momento se cosecha, cuando alguien se da a sí mismo de esa forma también recibe mucho, de maneras a veces hasta milagrosas. Hace poco lo visité y conversando con él me comentó de dos eventos que acababan de suceder: el primero días antes, cuando una persona que él no conocía lo visitó y le dijo que quería dar un donativo a la Fundación; cuando él me comentó esto me dijo que por la apariencia del visitante no creía que eso era cierto, sin embargo le dio los datos bancarios respectivos, y cuál fue su sorpresa que a los dos días de dicha visita apareció en la cuenta un dinero que terminó siendo del visitante descrito, quien al otro día lo visitó de nuevo y le explicó simplemente que a él alguien lo había ayudado y él quería hacer lo mismo por otros. El segundo evento ocurrió minutos antes de llegar yo a su oficina: vino un camión cargado de cajas con cambures y piñas, se bajaron unos señores que él nunca había visto y le dijeron que querían regalar esas cajas a los adultos mayores que residen allí. Las bajaron y se fueron sin más explicación... toda una "cosecha" pues. En fin que en la vida no se puede dar sin recibir, ni se puede recompensar sin recibir a cambio una recompensa, además de que al dar, si lo hacemos de corazón, vamos a dar dos veces: lo que estamos dando, y el excelente ejemplo de hacerlo, cuya influencia puede cambiar el destino de una o muchas personas.

Cuando he perseguido el dinero, nunca he tenido suficiente. Cuando llegó a mi vida un propósito centrado en dar de mí mismo y de todo lo que llegó a mi vida, entonces yo fui próspero   Wayne Dyer

agusal77@gmail.com

@agusal77

@viviendovalores

Siguenos en Telegram, Instagram, Facebook y Twitter para recibir en directo todas nuestras actualizaciones
-

Espacio publicitario

Espacio publicitario

Espacio publicitario

DESDE TWITTER

EDICIÓN DEL DÍA

Espacio publicitario

Espacio publicitario