Se trata de un concepto que no es posible hallar en texto alguno, que podría constituir un anglicismo y/ o adaptación al español de “low carbon economy”, “decarbonized economy” o economía descarbonizada; concepto que establece que en toda economía y/o sociedad las emisiones de dióxido de carbono son muy inferiores a las requeridas a fin de mermar a largo plazo su fijación en la atmósfera, a objeto de frenar la crisis climática en Venezuela, además de la instalación de puertos verdes, competitivos, sostenibles y respetuosos con el medio ambiente,que funcionan mediante la tecnología On-Shore Power Suply (OPS), puesto que desarrollo económico y cuidado del entorno no constituyen conceptos antagónicos. Además, en todo tipo de actividades económicas se están obteniendo grandes logros por unirlos y/o complementarlos. Ser verde no es un esnobismo que, aparte de estar en boga, ya está generando beneficios. Y, un entorno como el marítimo, tan contaminante, no debería permanecer indiferente ya que los puertos verdes y/o ecológicos se orientan hacia el desarrollo socioeconómico y sustentablemente sostenible, respetando y mejorando los ecosistemas marinos tan vitales y desguarnecidos ante el impacto de las emisiones GEI liberadas a la atmósfera.

Cabalmente, la UE lidera, ahora, acciones redobladas a fin de descarbonizar su economía, proponiéndose como meta para 2030 la reducción de sus emisiones de anhídrido carbónico en un 40 % menos que en 1990 –Europa climáticamente neutra-. Cierto que tal objetivo no es igual en EEUU, China e India, responsables por la mitad del gas a escala mundial; descuido que quizá neutralice los esfuerzos europeos, cuyas emisiones equivalentes a un 10 % del total tendrán un impacto ínfimo.

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