¿Cómo nos relacionamos?
En tiempos como los actuales será indispensable aferrarse como nunca a Dios y a sus principios y valores, independientemente de los asuntos terrenales (por así decirlo) de cada uno
.Nuestras decisiones y actitudes muchas veces tienen una influencia y un impacto en otros que ni siquiera pasan por nuestra mente. Por un lado si decidimos estimular en todo momento vivir en la verdad y hacer lo que es correcto a los ojos de Dios (quien, por ejemplo, no es hombre para que mienta), no solo vamos a tener la conciencia tranquila sino que ayudaremos a otros a hacer lo mismo, y por lo tanto podremos buscar soluciones reales a los problemas. Por el contrario cuando mentimos, no solo nos engañamos a nosotros y a los demás, sino que también muchas veces contribuimos a desanimar a algunas personas que están tratando de hacer las cosas bien, tratando de cambiar para mejor. Al mismo tiempo contribuiremos a animar a personas que, por el contrario, actúan con gran egoísmo, y que solo se preocupan por sus intereses, sin importar si al hacerlo se llevan por delante a quien sea, es decir estamos ayudando a que estas personas se fortalezcan andando por su mal camino. Y en ambas situaciones, estaremos en vías de cosechar lo que estaremos sembrando, en el primer caso para nuestro bien y el de muchos, mientras que en el segundo será para lo contrario, el mal nuestro y el de otros. Cada uno de nosotros deberíamos analizarnos con honestidad, para reconocer si estamos actuando según estas posturas, y cuál de ellas.
En tiempos como los actuales será indispensable aferrarse como nunca a Dios y a sus principios y valores, independientemente de los asuntos terrenales (por así decirlo) de cada uno. En el mundo de hoy cada vez estamos más apurados, y en todo asunto queremos ver resultados para ya; al ser más frecuente que la mentira y el engaño obtengan sus frutos más rápido que la verdad y la sinceridad, siempre será una gran tentación decidirse por los primeros. Por eso ante cualquier grupo al que pertenezcamos (sea este familiar, profesional, religioso, político, etc.), deberíamos asumir como nunca los principios y valores a modo de normas de vida, y privilegiar estos por delante de cualquier otro compromiso en nuestras vidas. Y deberíamos empezar por interesarnos seriamente y más por los demás, y al relacionarnos juzgar todo según el amor sincero: lo que hacemos, ¿hace un bien o hace daño? ¿Estamos ayudando de verdad, o estamos perjudicando de alguna forma?
@agusal77
@viviendovalores
Siguenos en
Telegram,
Instagram,
Facebook y
Twitter
para recibir en directo todas nuestras actualizaciones