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Las víctimas del cambio climático

La ONU estima que en los próximos 10 años, 700 millones de personas muchos de ellos pequeños campesinos, deberán irse por el avance de la desertificación, consecuencia del aumento de gases invernadero

  • BERNARDO KLIKSBERG

18/09/2019 05:00 am

Como destaca el Papa Francisco, el cambio climático no es algo que va a venir, está sucediendo y afectando especialmente a los más pobres. Entre sus víctimas se hallan las que siguen. 

Los desplazados climáticos
Los eventos climáticos extremos se han hecho más frecuentes e intensos, y llevan al desplazamiento de cifras récords de personas. En el primer semestre del 2019 fueron 7 millones, el doble que el año anterior. El segundo semestre puede llevar la cifra total del año a 22 millones. Una de las peores en las dos últimas décadas. 

Duplican a las elevadas cifras de desplazados por conflictos y violencia. 

El nivel de preparación de los países incide decisivamente en el número de víctimas fatales. Así en mayo de este año, se produjo el Ciclón Fani en la India y Bangladesh. Fueron evacuadas a tiempo 3.400.000 personas. Sino muchas habrían perecido. En cambio el impacto del Ciclón Idai en marzo de 2019 en Mozambique, Malawi, Zimbabue y Madagascar, cobró 1000 víctimas, y 617.000 desplazados ante las débiles previsiones. 

El Centro Internacional de Monitoreo de desplazamientos internos, pronostica que “con el impacto del cambio climático estos tipos de desastres se harán más intensos en el futuro”. 

Países en estrés hídrico
Más de 2.000 millones de personas viven actualmente en países que están al límite en materia de recursos hídricos. En 17 Estados donde reside más de la cuarta parte de la población mundial, la agricultura basada en el agua, la industria, y las ciudades consumen anualmente el 80% o más del agua dulce superficial y subterránea disponible. Cuando hay periodos de sequías que se han multiplicado, por el efecto “desertificación” del calentamiento global, la situación de provisión de agua se hace difícil, y los países, especialmente los más pobres, se acercan al temido escenario llamado “el día cero”, donde de los grifos dejará de salir agua por haberse agotado las reservas. El Presidente del Instituto de Recursos Mundiales Andrew Steer dice que “el estrés hídrico es la mayor crisis de la que nadie habla”. Menciona el ejemplo del segundo país más poblado del mundo, la India, tiene riesgos extremadamente altos, está en el lugar número 13 de la tabla del Instituto. La sexta ciudad en población, Chennai, sufrió en julio de 2019 una sequía extrema que la dejó sin agua. 

Un vívido ejemplo latinoamericano del problema es el de uno de los países más prósperos de América Latina, Chile. Sufre una de las peores sequías de su historia. Lleva 11 años con escasez de agua y lluvias inferiores a las normales. Un 76% de la superficie del país está afectada por la sequía. En Santiago, su capital, el déficit de lluvia supera el 80%. Hay una gran mortandad de ganado, la agricultura sufre y hasta las abejas no tienen el polen mínimo necesario. Dice su Presidente Piñera que Chile se consideraba un país con abundancia de agua pero “el calentamiento global y el cambio climático cambiaron la situación quizás para siempre”. 

Migraciones por falta de agua
La ONU estima que en los próximos 10 años, 700 millones de personas muchos de ellos pequeños campesinos, deberán irse por el avance de la desertificación, consecuencia del aumento continuo de las emisiones de gases invernadero. El protestado arrasamiento del Amazonas muy importante para las lluvias destruye humedales claves. Los tres dramas delineados, exigen respuestas concretas antes de que sea tarde. 

Asesor de diversos organismos internacionales

 kliksberg@aol.com
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