Actualmente nuestra industria, una vez cómodamente posicionada por su extraordinario talento humano y por una envidiable infraestructura, tanto en subsuelo como en superficie, ha disminuido su capacidad de operación y producción. Tanto para el empresariado petrolero nacional, como para el país, se vuelve más difícil mantenerse, toda vez que nuestra economía nacional depende en un 98% de la renta petrolera y en consecuencia, todo girara en torno a esta, e irá de la mano con su comportamiento y fluctuación.
En el negocio petrolero, la capacidad de afrontar situaciones desfavorables o adversas, hará la diferencia en permanecer o no en el mercado, teniendo como premisa el manejo del riesgo y el adecuado uso de nuestros recursos, y poder prosperar conforme vayamos avanzando.
Esto, aunado a las sobre regulaciones de nuestra economía y a las reducidas oportunidades de negocio en la industria, nos lleva a reformular nuestros mercados y adaptar nuestra infraestructura a nuevos modelos que nos permitan mantener presencia, sin perder el objetivo principal de nuestras organizaciones, que es sin lugar a dudas, el negocio petrolero.
Y quizás la pregunta que muchos se hacen todos los días, ¿qué hacer mientras prevalece esta situación? Y la respuesta no puede ser otra que ocupar a nuestro talento humano en procesos de formación, ser lo suficientemente flexibles ante los cambios, creer en nuestras capacidades, rodearnos de personas altamente comprometidas y optimistas y tal vez lo más importante, tener una buena capacidad de movimiento y adaptación al entorno.
Son tiempos complicados y como tal debemos manejarlos, estos tiempos implican afrontar con resiliencia cada situación que se presenta, comprenderla y transformarnos para superar la adversidad con el menor daño posible, tratando de que esta nos deje un aprendizaje positivo para el fortalecimiento empresarial.
Ser resiliente es una cualidad que debemos implementar en tiempos de crisis. Vivimos en una economía sometida a muchos cambios y los tiempos de reacción son muy cortos. Por ello, se vuelve necesario entender este concepto y practicarlo en nuestras organizaciones como una útil herramienta para el negocio.
Desde este gremio empresarial, entendiendo la necesidad y compromiso con el país en coadyuvar a la reactivación de la industria, y como brazo ejecutor de los servicios y proyectos que se requerirán, promovemos planes de formación técnica para los agremiados y formular propuestas, con bases en la credibilidad y la transparencia, adaptadas a las eventuales transformaciones que se necesitaran implementar, dirigidas a los diferentes actores que tienen la responsabilidad de tomar decisiones operativas y financieras dentro de la industria.
Si tenemos la capacidad de adaptarnos a un nuevo entorno, podremos avanzar hacia una efectiva y rápida reactivación de la industria.
Presidente del Capítulo Anzoátegui de la Cámara Petrolera de Venezuela
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