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La niña anticlimática

Esta adolescente -con sindrome autista por cierto- ha decidido hacer: promocionar un cambio de paradigma en la conducta ecológica para exigirle a los gobiernos que cambien su política...

  • JORGE SAYEGH

06/09/2019 05:00 am

Greta Thunberg, con apenas 16 años de edad, es la activista ecologista más famosa del mundo. Para llegar a Nueva York, donde realizará un discurso ante la Asamblea General de la ONU, Greta navegó desde Londres en un velero con paneles solares, sin cocina y sin baño. El objetivo era evitar un avión que habría emitido 2,9 toneladas de CO2 y demostrar que se puede llevar un estilo de vida más amigable con el ambiente. 

Y es que la lucha contra el cambio climático antropogénico es también una disputa por el favor de la opinión pública. Los activistas ambientales saben que no basta con que un limitado grupo de la sociedad decida llevar una vida ecológica. Es indispensable que la industria mundial y las costumbres de la inmensa mayoría de terrícolas cambie dramáticamente para que dejemos de usar plástico o energía fósil y abandonemos la obsesión capitalista del consumismo contraproducente. Y eso sólo puede lograrse a través de leyes. Por ejemplo, la mayoría no va a abandonar la comodidad de no tener que cargar con sus propias bolsas cada vez que va al mercado a no ser que a los comercios se les prohiba por ley entregar la mercancia en bolsas plásticas. A su vez, no vas a simpatizar con una ley tan fastidiosa a menos que estés de acuerdo con que estás contribuyendo a un mundo mejor. 

Esa niña me da miedo
Y eso es lo que esta adolescente -con sindrome autista por cierto- ha decidido hacer: promocionar un cambio de paradigma en la conducta ecológica para exigirle a los gobiernos que cambien su política. Personalmente debo confesar que a mí esa niña me da miedo y que no estoy muy seguro de querer compartir un campamento en la Gran Sabana con ella. Debe ser más fanática que un vegano recién convertido a evangélico y, con tal de armonizar con la naturaleza, seguro no iba a estar tranquila hasta que nos comieran vivos los jejenes. Pero alguien tiene que hacer el “trabajo sucio ecológico”, valga la contradicción. Y la muchachita va bien. ¿Para dónde? No sé. 

JorgeSayegh@gmail.com 

@JorgeSayegh
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