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El verdadero BCV: el encaje

El Encaje, de igual manera, no se autoimpone. Lo imponen. Y va, indistintamente de que dañe las políticas positivas cambiarias

  • TOMÁS SOCÍAS LÓPEZ

24/08/2019 05:00 am

“El caos de los servicios públicos venezolanos, principalmente la electricidad, el agua potable, el combustible en sus diversas variedades, el gas, la seguridad, la educación y la salud, entre otros, se ha convertido en el nuevo dinamizador del negocio inmobiliario en el país. El Encaje bancario y sus consecuencias, es verdad, se han ocupado de anular cualquier actividad financiera. Sin embargo, la decisión de mantenerse en territorio venezolano, que tampoco es una decisión fácil para centenares de miles de familias, sí es posible apuntalarla con la determinación de una mudanza”.

Los bancos no prestan
1.- Algún columnista se preguntaba en su escrito esta semana lo siguiente: “¿Bancos que no prestan?”. Para él, eso “suena raro”, y hasta podría aceptarse como algo insólito, dado que Venezuela sería, entonces, el único país donde existen bancos que no prestan dinero, y ello debido a las típicas regulaciones del Gobierno en materia económica, ejercidas esta vez mediante el Encaje Legal, impuesto por el Banco Central desde marzo de este año. Pero es real. Está vigente. Y no es tan “raro”. Porque tampoco las tarjetas de crédito permiten su uso por la ventaja de ser de crédito.
2.- El Encaje, de igual manera, no se autoimpone. Lo imponen. Y va, indistintamente de que dañe las políticas positivas cambiarias. ¿Cómo cuáles?. Como la libertad cambiaria y la mayor amplitud de precios que hoy lucen convertidas en juego. Y todo porque el Encaje legal tiene contraída la economía. ¿La causa?: se paralizó el préstamo personal y de personas jurídicas. La inquietud que angustia, sin duda alguna, es que a las pequeñas empresas las está “arrastrando” la brisa. Pero, además, de lo que ya no hay dudas, es que, con un mayor Encaje legal, no se estabilizó el cambio.
3.- Adicionalmente, es cierto, con el incremento del Encaje se ha hecho parcialmente lo debido para hacerle frente a la causa determinante de la inflación, como es la impresión de dinero inorgánico. Pero la inflación no ha desaparecido, sino que luce contenida, por lo que el Encaje, entonces, si deseara hacer gala de alguna particular virtud, es que es nocivo para la banca y para la economía en general. Además de que si se le quisiera despojar de esa nociva característica, es que se le debe corregir. No mañana. Ahora mismo.
4.- Y, de ser posible, tal corrección debería darse no como un hecho espontáneo. Tendría que surgir del seno del propio sector financiero, especialmente de sus gremios representativos, varios de los cuales gozan del prestigio de una trayectoria institucional sobresaliente, al extremo de haber podido contener eficientemente la incidencia del costo de una mayor erosión de la confianza sectorial. No debe olvidarse que si un equívoco monumental ha habido en relación con el origen y la evolución inflacionaria, ha sido la subestimación del mal y magnificación de su choque individual.
5.- A tales extremos se ha llegado, inclusive, que la materia salarial ha sido conducida desde el propio epicentro de la acción inclemente de la devaluación, a la vez que se trata de darle una nueva oportunidad reivindicadora al Bolívar, sin tomarse en consideración que los usuarios de dicho recurso, los consumidores, han puesto en práctica su sabiduría improvisada de sobrevivencia , y terminado “autodolarizando” su desempeño. ¿Resultado?: pocas son las compras las que no se transan en dólares, a pesar de la obligación de evitar ser timados por “cazadores de fortuna”.

Infringiendo la norma
6.- ¿Quién es el más hábil?. ¿Aquél que propone la compra para cancelarla en dólares?. ¿0 quien dispone del bien que es procurado y plantea la venta para que le sea cancelada en dólar?. Es obvio: son ambos. Pero lo que no deja de llamar la atención es la puesta en el mercado de la activación de una nueva modalidad de compra venta, cuya tarjeta de presentación, hasta la fecha, continúa siendo la obligación de saber sacarle provecho a un acto que nació en lo ilegal, y que se le somete a un procedimiento que lo convierte en un efecto teóricamente legal.
7- Pero ¿es legal o ilegal el procedimiento comercial en dólares?. Por otra parte, ¿cómo se las arregla contablemente aquel comerciante que promueve el negocio en dólares y tiene la obligación de entenderse con el ente tributario gubernamental, sujeto a la obligación del cumplimiento de lo legal.? Lo que parece complicado, realmente, no es así, ya que, al final, todo se circunscribe a simular un comportamiento apegado al cumplimiento de la norma, mientras que la norma plantea una supuesta solución, a la luz de lo importante que significa no cerrar la puerta del establecimiento.
8.- Quien no se atreve a insinuar que está dispuesto a desconocer la norma, no compra. Y quien no se atreve a dar el paso en favor de una venta que luego deberá moverse entre la fragilidad de procedimientos sobre una fina raya amarilla, no vende. Es así de fácil, a decir de quienes lo practican. Pero es así de complicado, según la opinión de quienes insisten en afirmar que nadie desea tener que pisar sobre semejante pastel de vidrios rotos. Sólo que hasta allí han llevado a los ciudadanos las restricciones, controles, limitaciones e impedimentos, sin que ellos puedan evitarlo.

El nuevo negocio inmobiliario
9.- El caos de los servicios públicos venezolanos, principalmente la electricidad, el agua potable, el combustible en sus diversas variedades, el gas, la seguridad, la educación y la salud, entre otros, se ha convertido en el nuevo dinamizador del negocio inmobiliario en el país. El Encaje bancario y sus consecuencias, es verdad, se han ocupado de anular cualquier actividad financiera. Sin embargo, la decisión de mantenerse en territorio venezolano, que tampoco es una decisión fácil para centenares de miles de familias, sí es posible apuntalarla con la determinación de una mudanza.
10.- De un cambio de vivienda hacia un sitio cualquiera de Venezuela, en donde ¡Oh, sorpresa! haya un menos mal servicio entre todos aquellos monopolios públicos que, a la par de otras causas, han provocado la salida en estampida desde Venezuela de centenares de miles de jóvenes, profesionales, adultos mayores, ancianos, etc. Evitar el riesgo de la impunidad de la invasión, del sometimiento a la obligación de la venta por un bajo precio, sin duda alguna, anima y alienta a un potencial comprador o a un entusiasmado vendedor.
11.- Viene un amplio espacio para el negocio inmobiliario, a partir del comportamiento de la diáspora. Pero también de la obligación de tener que irse de un lugar a otro del país, huyéndole al puño inclemente del mal servicio. Lo que se considera algo improbable, sin embargo, ha comenzado a darse bajo la figura del alquiler en una primera fase. Nadie sabe hasta cuándo. No obstante, lo relacionan con la posibilidad de que mejores los servicios, los cuales pudieran hacerlo si pasan a ser negocio privado , nacional o internacional, y el Estado se convierte en un beneficiario de la recuperación.

Analista Económico, Político y Consultor Empresarial
tsociasl@gmail.com
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