Naciones Unidas celebrará este año el día mundial del Medio Ambiente, y ha resuelto dedicarlo a la defensa de los bosques. La zona boscosa más importante del mundo es la amazónica. Brasil tiene el 60% de la selva tropical mundial. Se estima que los bosques absorben 2.000 millones de toneladas de dióxido de carbono cada año. Asimismo emiten oxígeno y preservan el agua. Todo ello limita los gravísimos daños del calentamiento global. Con razón la Amazonia ha sido denominada el “pulmón de la humanidad”. El incremento récord de la tala salvaje de bosques que se está produciendo allí en los últimos años, agudizado en la nueva gestión gubernamental, ha llamado a alarma. En los últimos años desaparecieron en Brasil 3.6 millones de hectáreas de bosques tropicales primarios. Una superficie igual a la extensión total de Bélgica. Entre los árboles talados se hallaban algunos que tenían 1000 años de antigüedad. La tala tiene fines de lucro personal, persigue abrir superficies para la ganadería, y la agricultura.
Entre julio 2018 y julio 2019, la Amazonia Brasilera perdió 5879 km cuadrados de hectáreas de bosques, un 40% más que el año pasado. El Amazonas tiene 15000 especies distintas de árboles. El ritmo de la deforestación puede hacer desaparecer el 50% durante los próximos 30 años. Por otra parte la deforestación es en sí misma una productora de gases invernadero. Se estima que genera el 10% de los mismos.
El principal Fondo de defensa del Amazonas tiene como donantes principales a Noruega y Alemania. Creado en el 2008, ha financiado 103 proyectos para la preservación del pulmón amazónico. Noruega ha aportado al Fondo 1.200 millones de dólares. Ante las nuevas políticas gubernamentales en Brasil que favorecen la deforestación, Noruega y Alemania han suspendido sus aportes. Entre los cambios que se proponía llevar a cabo el gobierno brasilero se hallaban utilizar recursos de Fondo para indemnizar a terratenientes expropiados, o compensar a los empresarios a los que se prohibiera desarrollar actividades económicas en las áreas protegidas. El Ministro del Clima y del Medio Ambiente de Noruega, anunció que suspendían la aportación del país al Fondo para el 2019, porque Brasil había roto el acuerdo suscrito con los donantes al cambiar unilateralmente el cuerpo directivo del Fondo, y cancelar el comité técnico que seleccionaba los proyectos a financiar. El Ministro indicó “no podían hacerlo sin nuestro consentimiento. Lo que ha hecho Brasil demuestra que no quieren detener la deforestación”.
Las deforestaciones atentan contra las poblaciones indígenas y empeoran el calentamiento global universal. Hay expertos que estiman que la pérdida de humedad que genera el avance de la deforestación puede llegar a afectar la pampa húmeda argentina, un gran productor de alimentos. También pueden llegar a perjudicar a las mismas empresas agrícolas brasileras. Un líder empresarial sojero local declaró al prestigioso periódico Valor Económico “cuando exporto soja o maíz, los importadores quieren saber el origen de la certificación de mi producto. Si plantamos en áreas deforestadas no lo compran”. También la pérdida de los bosques puede agravar la ya muy complicada situación que vive la humanidad en materia de polución. La Organización Mundial de la Salud estima que 9 de cada 10 personas que viven en áreas urbanas, están respirando aire contaminado.
Será necesario prestar toda la atención al llamado a preservar los bosques en nombre del bien común que hace el Papa Francisco en su Encíclica Laudato Si, y a recordar que ya en el texto bíblico se reclama dar la máxima protección a los árboles, y se enfatiza que plantar un árbol es una acción de alto mérito moral.
Asesor de organismos internacionales.
kliksberg@aol.com
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