Entre la bancarrota y los consabidos
Los neos fustigantes del actual régimen que apoyaron el discurso confrontador del “inmortal”, ahora se lavan la cara ante el horror que significó aupar a un militar golpista
Cómo entender el propósito de confrontación permanente apelado por Chávez en todas sus intervenciones públicas, sobre todo en actos estatales, mientras Venezuela se hundía en la miseria. Esa semiótica de violencia verbal santificada por “el eterno” y bien asimilada por sus herederos para no perder el empuje agitador, ha avivado el cataclismo social. Ahora somos más pobres. Chávez nunca disimuló hacia dónde quería conducir al país. Los neos fustigantes del actual régimen que apoyaron el discurso confrontador del “inmortal”, ahora se lavan la cara ante el horror que significó aupar a un militar golpista para que condujera nada menos que la jefatura de un Estado democrático.
¿Y eso qué?
El daño reflejado por la fuga de capitales, desinversión, temor empresarial, cierre de empresas, escasez, inflación y quiebras agrupadas, trasciende lo económico para convertirse en un problema de Estado. “La expresión heroica” (¿por lo valiente?) entonces repetida por Chávez en cadena nacional “oligarcas temblad que allí viene el huracán revolucionario”, simbolizó para sus seguidores la nueva epopeya revolucionaria que haría feliz a 30 millones de almas. “Id contra el ruin empresario que amasa fortunas a costa de tu miseria”. Ciertamente “aquel umbral épico” puso a temblar no sólo a los oligarcas; también a todos los venezolanos. Ahora el pueblo, sobre todo más pobre, tiembla por hambre porque no puede adquirir alimentos ni bienes confeccionados por los “maldecidos oligarcas”.
El lenguaje
Francis Bacon (1561-1626), célebre filósofo, político, abogado y escritor inglés, padre del empirismo filosófico y científico, repetía en “Doctrina de los Idola”: “los hombres se asocian entre sí por medio del habla y es el vulgo quien elige las palabras para describir los hechos”. En Venezuela la mayoría cedió esa antología propia de la democracia para que la asumiera un autócrata ávido de poder. Fue Chávez quien incrustó “nuevos léxicos” para concernir con el pueblo y, el pueblo consigo mismo. Revolución, expropiación, confiscación, colectivismo, oligarcas, escuálidos, eran términos repetidos en los lugares más apartados del país sin discurrir cómo se echaba abajo la paz de la República y un sistema productivo erigido en décadas.
¿Qué pasa ahora?
Declara el presidente de la Confederación Venezolana de Industriales, Adán Celis, que la proliferación de impuestos a nivel nacional y municipal, muchos de carácter ilegal en su estructura y otros de carácter regresivo, ha provocado el cierre de más 10.000 empresas en los últimos 20 años. Que el 55% las 2.600 que quedan podrían cerrar de no haber cambio en el trato que dan “los regentes” ofuscados con el sedicioso discurso de guerra que arruina al país. Lo cierto es que al régimen no le interesa incentivar la creación ni defensa de empresas particulares pues ello atenta contra el dominio que tienen sobre el pueblo cada vez más pobre. ¡Cuestión de Claps!
Economía con ruta cubana
El socialismo cubano (comunismo para Fidel) desmanteló todo lo erigido por empresas particulares para imponer lo que la izquierda populista denomina “la identidad nacional”. Sin embargo contrario a esa fiebre patriótica, las monedas de circulación en la isla son el Dólar, Euro y/o cualquier moneda dura. El peso cubano quedó como “vestigio embrionario” para pequeñas compras en pulperías o similares. ¿Algún parecido? ¡Sí!. Las transacciones de importancia en Venezuela, y las no tantas, se conciertan hoy en divisas. La tragedia del comunismo es que está condenado a vegetar monitoreando el libre marketing fundado en la propiedad privada para evitar incorporaciones a los sectores medios y superiores. ¡Quédense abajo!
¡Ajá! ¿Y qué de los consabidos?
Mientras el país está en bancarrota, los mismos que adversaron a Chávez y luego a Maduro, ahora arremeten contra Guaidó porque “no les gusta”. ¿Será que hay una difusa tara social, no explorada aún, en algunos venezolanos que los condena a permanecer en constante trance consigo mismos para no perder la ocasión de expresar su sapiensa ante la “deficiencia de todos los demás”?
miguelbmer@gmail.com
@MiguelBM29
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