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El arte de negociar sin ceder

Hasta el Papa Francisco pidió encarecidamente a las partes venezolanas –régimen y oposición- sentarse a acordar una salida a la crisis que afecta a millones de compatriotas

  • RAFAEL MARTÍNEZ NESTARES

20/07/2019 05:00 am

En todas las escuelas de negocios, en los años noventa de finales del siglo pasado, trabajamos duro “vendiendo” las propuestas presentadas por Roger Fischer y William Ury, más tarde acompañados por Bruce M. Patton relativas al tema homónimo al artículo de esta semana. Quien negocia, no entrega nada. El tema de ofrecer salida a situaciones cotidianas o no tanto, significa que somos capaces, como actores activos ante un contexto dado, de encontrar respuestas favorables a las dificultades que tenemos. En este punto nos encontramos en el momento actual venezolano. Con preocupación se observan las posturas dispares ante los intrincados recovecos resolutivos. El escenario tal o cual proviene, de seguro, de las alternativas construidas por el conjunto de negociadores. En ambas partes, existen intereses y un mínimo de exigencias que cada cual conoce, promueve y defiende.

El contexto internacional ha jugado un papel primordial en este “sentarse a negociar”. Sin la presión de importantes grupos que han venido siguiendo la crisis humanitaria nacional, el impacto regional de la crisis local y el efecto pernicioso que ha venido ejerciendo en economías hermanas de América Latina y el Caribe, no habría habido este interés que de otro modo quizá, no habría movido a ninguna voluntad para una solución.

Hasta el Papa Francisco, en su alocución con motivo del “angelus” del pasado 07 de julio pasado, pidió encarecidamente a las partes venezolanas –régimen y oposición- sentarse a acordar una salida a la crisis que afecta a millones de compatriotas, y que está generando una “huida” sin precedentes en el pueblo, seguido de un inmenso dolor por la separación de familias y por las terribles diferencias creadas por un régimen que busca dañar el modelo productivo, afincado en un contumaz esfuerzo político y social por la hegemonía ideológica, buscando destruir el valor del trabajo, sustituyéndolo por el clientelismo basado en las dádivas gubernamentales como contraprestación del permanente respaldo, el cual estadísticamente ya no posee el régimen.

De esta manera, las negociaciones de Barbados, promovidas por el Gobierno de Noruega, entre otros, abren puertas a una salida “consensuada” a nuestra gravísima crisis y que, aunque a muchos no guste, el consenso para salir debe ser la manera cómo lograremos la estabilidad de Venezuela, ante un régimen con dos décadas en el poder, haciendo de las suyas. Consensuar no implica “impunidad”, pues la justicia está contenida en el ordenamiento jurídico internacional y nacional. Los delitos de lesa humanidad, no prescriben, por ejemplo; tampoco son “negociables”.

Vayamos con corazón fresco a Barbados, sabiendo que, con el favor de Dios, podemos lograr esa Venezuela mejor y más justa que tanto aspiramos… ¡Así sea!

@rafaelmartinezn
@proyecto_pais
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