Emprender es un término relativamente nuevo en la sociedad venezolana y una actividad que en años recientes ha comenzado a tomar cuerpo y extenderse. La actual situación económica en Venezuela ha servido como una variable de peso para potenciar la materialización de ideas en negocios.
No son pocos los que han saltado del umbral de la zona de confort, del quince y último y de trabajar para contar con los años de servicio que le hagan merecedor de una jubilación y ahora transitan por el camino del negocio propio, del proyecto personal para vivir y de la independencia económica, a pesar de lo difícil que puede ser.
Vamos, primero a tratar de esbozar un concepto que nos haga entender que estamos hablando de los mismo. Al consultar sobre el tema la mayor aproximación a emprender refiere a llevar una idea a la práctica para convertirla en un negocio. Accionar para, básicamente. También sabemos que esto lleva consigo una serie de dificultades y riesgos que te generan tropiezos que te conducen a corregir y continuar o simplemente a abandonar.
El diccionario de La RAE sostiene que emprender es acometer y comenzar una obra, un negocio, un empeño, especialmente si encierra dificultad o peligro.
El emprendedor, tú y yo, estamos definidos como aquellos que montan un negocio desde cero y nos enfrentamos a los retos que conlleva transformar una idea en un negocio. Preferiblemente rentable, de crecimientos constante y sostenido en el tiempo.
Ahora bien, si eres de los que estás en el grupo de los que arriesgan para salir adelante con métodos, proyectos y capacidades propias, debes saber que este camino, aunque difícil será mucho más llevadero si tienes claro que ofreces y a quien se lo ofreces, pero también debes saber, conocer y entender a que escenario de emprendimiento perteneces.
A rasgos generales y basados en el aporte económico que no sólo permita el arranque del emprendimiento, sino que además le ayude a mantenerse en el tiempo, vamos a establecer tres grandes formas de emprender.
La primera de ellas es el emprendimiento que nace de una idea y capacidades personales, pero con recursos económicos muy limitados. Son los pequeños emprendimientos que particulares desarrollan buscando colocar un bien o servicio a la mano de un mercado que requiere de esa oferta inmediata y accesible.
En esta fórmula subyace un enorme sacrificio para hacer que el negocio crezca y tenga permanencia en el tiempo, pues la limitada inversión hace un tanto más difícil su desarrollo. Claro está, esto es compensado con creatividad y calidad.
El segundo escenario es el emprendimiento con capital. Aquí ya se supera el problema inicial de la inversión del capital semilla.
Con los recursos económicos dispuestos para el arranque del negocio y la capacidad de mantenerlo por un tiempo finito sin ingresos importantes, este emprendimiento tiene amplios espacios ganados y un margen de maniobra que no tiene el grupo mencionado anteriormente.
Para muchos el mejor inicio es para los emprendimientos que nacen a la luz de contrataciones, públicas o privadas, y que con el consumidor asegurado el producto o servicio a ofrecer está elaborado con los parámetros establecidos por el contratante.
Hay quienes sostienen que esta formula no es emprendimiento, pero quienes se quedan y generan un nicho de mercado a partir de esta bondadosa realidad, terminan convirtiéndose en exitosos o no, según sus capacidades y preparación.
De los escenarios planteados vemos mayor grado de complejidad y dificultad para los que tienen poco capital semilla, sin embargo, son quienes con buena calidad y eficiencia logran llegar lejos.
De igual manera, para cualquier negocio o emprendimiento que desees materializar, es importantes que siempre observes y tengas presente la perseverancia, creatividad, innovación, preparación y capacidad para alcanzar las metas que te planteas. De lo contrario, aunque tengas mucho capital, recursos y contactos, puedes transitar por un camino que te lleve a la quiebra.
Tener claro el escenario en el que nace nuestro emprendimiento es fundamental, pero sólo nuestra actitud, preparación y organización lo harán realidad.
Comunicador Social UCV
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