José María Vargas
Muy pocas veces en la Historia un nombre fue tan justiciero y bien puesto: ¡Estado Vargas!
Es un deber de todo venezolano el exaltar los valores patrios: el doctor Vargas es uno de los más altos; pero se mutiló su muy esplendoroso e ilustre nombre al Estado Vargas….
El Dr. Luis Angulo Arvelo, en 2015 y su tercera edición de la “Historia de la Medicina en Venezuela”, afirma que “En lo científico, académico y docente, la figura de José María Vargas es la de mayor prestancia en la historia médico venezolana del siglo XIX”. Para el Dr. Uslar Pietri es “uno de los hombres más ilustres, más altos, más nobles, más puros y más inspiradores de esta tierra que tantos hombres ilustres ha dado (…) él personifica la manera de entender las obligaciones que como todo hombre, por el solo hecho de nacer, contrae con la tierra en que asoma a la vida”.
El 10 de marzo de 1786 nació en La Guaira El Dr. José María de los Dolores Vargas, futuro sabio y gran cirujano, fundador de la cirugía venezolana; Presidente de la República, quien fue llamado “Padre de la Medicina venezolana” (por la Sociedad Médica de Caracas en 1850). Apoyó a los independentistas y fue preso por el criminal de guerra Monteverde, hasta que en 1813 Bolívar triunfó y lo libertó. De Europa llegó en 1823 a Puerto Rico a ejercer con todo éxito, pues según Uslar “Vargas era el médico hispanoamericano que tenía más ciencia”; pero escribe a sus hermanos que todo lo ha hecho para servir a su país y que “sueña” con venir a trabajar por sus compatriotas. En 1825 vino y en su casa abrió un curso de Anatomía. En 1827 Bolívar le confía la reforma de la arruinada universidad, que no admitía pardos, ateos ni no católicos; ni extranjeros y gracias a Vargas, sí.
Ya depuesto por golpistas, volvió a ejercer la Medicina y atendió ricos y pobres por igual. Y desde 1838 asumió la dirección suprema de la educación por doce años ¡sin cobrar sueldo! Uslar enseñó: “Nadie trabajó con más desinterés y más continuidad (…) El rasgo capital del Dr. Vargas es considerar que él tiene contraído un deber de servir con el país (…) Es por excelencia el servidor que se entregó por entero a laborar por el bien y por el progreso de aquel país deshecho por la guerra (…) es como los venezolanos lo recordamos y veneramos”.
“El sabio” rigió la universidad transformada en la U.C.V.; en 1826 inició en Caracas sus clases de anatomía y el uso del fórceps que trajo de Inglaterra, junto al primer microscopio usado en Venezuela; en 1827 hubo la gran reforma universitaria del Libertador y el Dr. Vargas, a quien le encargó la fundación de la Facultad Médica; se fundó en la UCV la cátedra de Anatomía y él su Catedrático en propiedad; el 12-10-1832 fúndase en la UCV la cátedra de Cirugía y encargóse de ella al Dr. Vargas, quien la desempeñará hasta el 21-4-1847; en 1842 aparece el “Manual o Compendio de Cirugía” del Dr. Vargas; y en 1847 su “Curso de Lecciones y Demostraciones Anatómicas en la UCV”. Él formó la primera gran escuela médica venezolana y todo al través de una procera labor de veintisiete años hasta su muerte en 1854, en Nueva York, por carcinoma de próstata.
Fue el único suramericano que era Individuo del Real Colegio de Cirujanos de Inglaterra, hasta 1911 cuando otro venezolano, el Dr. Felipe Guevara Rojas, obtuvo la misma distinción. En 1960 ábrese la Escuela “José María Vargas”. En 1964 aparecen sus Obras Completas, compiladas por el Dr. Blas Bruni Celli. En 1983 hubo la compilación de sus discursos por la Federación Médica Venezolana, por el Dr. Carlos Arocha.
A pesar suyo fue elegido presidente en 1835; gobernó con integridad e ideas muy progresistas y tuvo que asistir al parricida y abominable Congreso de Valencia en 1830, a cuyos asistentes se refirió el Padre de la Patria en carta del 14-8-1830: “…; mientras tanto esos canallas del Congreso de Venezuela han cometido, por miedo, la abominación de proscribirme”. El Dr. Vargas no le falló al Libertador pues con gran valentía fue casi el único (con Manuel Urbina) que salvó su voto en el inicuo “decreto sacrílego”, como lo satanizó (pese a que los curas –con muy honrosas excepciones– son poco afectos al librepensador Bolívar) el Cardenal José Humberto Quintero, notable intelectual bolivariano. Lo agredió después el golpista asesino y magnicida frustrado de Bolívar: Y con famosa frase (“El mundo es del hombre justo”) y gran valentía y dignidad, aventó al Carujo de entonces y a los carujos de siempre…
El quitar al Estado Vargas el ilustrísimo nombre del sabio fue un torpe agravio contra su memoria. Las razones dadas para ello no son convincentes en absoluto: que el concepto de “patria” es aborigen; que “no podemos seguir atados a viejas cruces”; que el cambio “representa un acto de rebeldía contra el colonialismo”; y que “el nombre de ‘Vargas’ lo pusieron godos y oligarcas”, son una impresionante serie de vaciedades.
Es imposible quitar justificadamente un nombre tan sublime y patriótico. Ojalá el Gobierno reflexione y desista (“rectificar es de sabios”) del gran error, que causa mucha vergüenza e indignación…
aaf.yorga@gmail.com
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