La humildad requiere sinceridad, y comienza con ser sincero con uno mismo. Shakespeare dijo una vez: Sé sincero contigo mismo, y así serás sincero con los demás. ¡Muy cierto! Cuando no somos sinceros y nos engañamos a nosotros mismos, y hacemos esto con Dios y los demás, el resultado será garrafal. Así nos arruinamos la vida, y también hacemos daño a los demás. A continuación unas breves reflexiones sobre la humildad: 1. El orgullo está a la raíz de todos los grandes errores; 2. El amor verdadero y la emoción nos hacen más humildes, mientras que la intelectualidad y el conocimiento traen orgullo; 3. Mucho se podría lograr si no nos importara quién recibe el reconocimiento; 4. No es humilde que tomemos el asiento del fondo cuando deberíamos tener un asiento al frente; 5. Tenemos que aprender a encontrar la diferencia entre la realidad y la imaginación; la verdad y la mentira; 6. Se necesita humildad para dar y recibir afecto; 7. Reconocer un error es señal de fortaleza, no una confesión de debilidad; 8. Las palabras más difíciles de decir en cualquier idioma son: Me equivoqué; 9. Para una pelea se necesitan dos; 10. No temamos hacer preguntas tontas. Son más fáciles de manejar que los errores tontos; 11. ¡Solo el orgullo se ofende! ¡La humildad ni siquiera se da cuenta!