Nos hubiese agradado, sobremanera, otro título para esta entrega, como por ejemplo, economía pujante, outsider y/o fuerte.Pero, tras cerca de un trienio de silencio injustificado, cómplice y hasta ilícito por violación flagrante de los artículos 318-320, CRBV y quizá gracias a la presión que, hoy por hoy, actúa sobre el régimen, desde diversos ángulos, el BCV soltó prenda en relación con nuestra economía catastrófica, según cifras reveladas: tasa inflacionaria de un 130.060,2 % para 2018; reducción del PIB por más de un 50% , equivalente a una caída superior a un 4,7 % entre 2013-2018. Es tal la severidad de la crisis que desde 1/2016 emigraron cerca de unas 3,3 millones de personas, según ACNUR/OIM; crisis que el régimen justifica a causa de las sanciones impuestas por EEUU, el bloqueo, la baja de los precios del petróleo, una supuesta guerra económica maquinada por la oposición desde el exilio, cuando el peso específico del caos económico está en las políticas erráticas del propio régimen desde 2013, tras el fallecimiento de Chávez, quien inició los choques con EEUU, así como el moldeado de rechazo a “el imperio”.

Por otra parte, según Conindustria, desde 1995 la manufactura ha caído en un 95 % y solo quedan unas 2500 empresas con capacidad de manufactura reducida, apenas, a un cinco por ciento, análogo a fines del segundo gobierno del doctor Caldera.

No obstante, más que los indicadores el colapso en vivo lo percibe, abiertamente, quien a diario vaya al mercado en busca de bienes y servicios escasos e incrementados por la especulación a causa de la falta de insumos, personal y desidia que, importada o no, alienta la crisis ante una incertidumbre permanente, sin expectativa alguna de superarse en breve.

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