Dilema
Aunque la rectificación y/o retoma del TIAR no garantiza de manera alguna la intervención militar, podría presionar a la comunidad internacional en su compromiso de asistir a nuestra población
Hoy por hoy, quizá a causa de la misma dinámica mundial, así como de las políticas erráticas, Venezuela entera se halla sumida en un mare mágnum sin precedentes en toda su historia. Pues se trata de un proceso que surgió durante la guerra fría (1947-1991) cuando el mundo se dividió en dos grandes bloques: el oriental, liderado por la URSS y el occidental, bajo tutelaje de EEUU, razón por la que, entre otras, se estableció, en 1947, en Río de Janeiro, el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR), el cual determina que en caso de (…) un ataque armado por cualquier Estado contra algún país americano, será considerado como un ataque contra los países americanos y, en efecto, cada una de las partes se compromete a ayudar a hacer frente al ataque en ejercicio del derecho coesencial de legítima defensa personal o colectiva, plasmada en la Carta de las NU.
Concomitantemente, se establece, en 1959, la CIDH a fin de promover la observancia y promoción de los derechos humanos, además de órgano consultivo de la OEA en dicha materia.
Conforme a este preámbulo, el presidente(e) Juan Guaidó lo invoca con miras a propiciar, válidamente, aunque no deseable, una intervención militar en el país, ante un ataque del régimen de Nicolás Maduro contra su autoridad legítima, que han reconocido unas 50 naciones y la OEA, incluso.
Y, permitiría, además, la incoación de acciones a cargo de los signatarios de dicho tratado contra algunos líderes chavistas ya que Venezuela se ha convertido, infortunadamente, en “país problema” para la región.
Aunque la rectificación y/o retoma del TIAR no garantiza de manera alguna la intervención militar, podría presionar a la comunidad internacional en su compromiso de asistir a nuestra población, si bien el espíritu de dicho tratado implica defensa mutua, tal y como su nombre lo indica.
Bien que urge salir del régimen de Nicolás Maduro, deberíamos observar prudencia y precisión con el instrumento a emplear para el logro de tal objetivo ya que toda falla equivaldría a otra plomada en el ala que retrasaría nuestro despegue hacia otros horizontes y/o alternativas, pues el éxito es de libre albedrío y el fracaso no admite coartadas, ante una población ávida de salida a la crisis y algo desanimada.
Isaimar@gmail.com
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