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Ni fu ni fa

En un estado de sitio,los de arriba no sufren. Comen bien, tienen comodidades y no padecen las penurias. Están finos, pues. Sufren los seres humanos que están dentro del sitio

  • SOLEDAD MORILLO BELLOSO

26/04/2019 05:00 am

Desde Miraflores dicen que Guaidó es un peón de Trump. Risible que lo digan quienes han aceptado, mansamente, ser peones de Putin y los presidentes de China, Irán, Cuba y algunos otros países. Por allá por los lados de los señores feudales atrincherados en palacios y cuarteles, la autoridad moral brilla por su ausencia. Hay en cambio una notoria y conspicua austeridad moral.

Pero eso es de esperarse. Al fin y al cabo para ellos el estar pegados como chicles al poder ya no es cuestión de conveniencia; es ya, claramente, un asunto de psicopatías y sociopatías de esas bien graves que no se curan con pastillitas ni con libros de auto ayuda.

Con frecuencia escucho y leo comparar todo este despiporre con un secuestro. Se dice que esto es como si un grupo de personas está, por ejemplo, en un banco y llegan unos delincuentes a robar y a los que estaban en el establecimiento los mantienen encerrados a cal y canto. En la escena de película, pues llega la policía y, para evitar que los maleantes asesinen a las personas, pues se presenta la necesidad de negociar. En el guión hay por ende lo usual, lo imaginable: los captores piden tal cosa que la policía no quiere dar. Y ocurre entonces un tira y encoge, hasta que o se produce un rescate ojalá exitoso, o los malhechores consiguen lo que piden y se van con el botín. Pues eso no es lo que está pasando en Venezuela.

Aquí lo que ocurre es un estado de sitio, situación que es muy distinta a un secuestro. Comencemos por aclarar que en un estado de sitio los sitiados que mantienen el control del poder no quieren irse. Su objetivo es quedarse. Y para protegerse de amenazas que los puedan destronar pues usan a los seres humanos - siervos- como pantalla protectora. Si las fuerzas que los quieren desalojar los atacan, pues habrán de llevarse por el medio a esos humanos que son su escudo.

En un estado de sitio,los de arriba no sufren. Comen bien, tienen comodidades y no padecen las penurias. Están finos, pues. Sufren los seres humanos que están dentro del sitio. Esos la pasan muy mal. En tiempos antiguos, cuando los sistemas de defensa no eran sofisticados como ahora, las fuerzas que querían destronar al rey usurpador desarrollaban estrategias para surtir de víveres y armas a los seres humanos víctimas. Como una suerte de ayuda para que aguantaran y también para que tuvieran herramientas para luchar y convertirse de resistencia en ofensiva. Hoy eso es mucho más difícil. No es posible hoy que por aire, tierra o mar lleguen a nosotros suficientes ayudas.

Esperar que los venezolanos, sí, nosotros, convertidos en sitiados siervos de la gleba nos alcemos en rebelión contra el régimen usurpador suena como consigna de novela barata. Si no fuera tan trágica nuestra situación, hasta daría risa. Pero no la da. No es gracioso leer zoquetadas semejantes en las redes, escritas por cierto por gente que en su mayoría no vive en Venezuela y no está padeciendo los sinsabores cotidianos que soportamos los que estamos aquí, cada día más encerrados en este presidio gigante que es la actual Venezuela. Entonces, yo los leo y concluyo que los managers de tribuna son blanditos. Son ni fu ni fa.

Cuando quieran véngase para acá. Y cálense la hiperinflación, los apagones, la falta de agua, el desastre del transporte, los hospitales hechos jirones, la basura regada por días en las calles, el vivir en un país escarapelado, el tener que hacer magia para rendir 100 gr de carne molida para que alcance para dos comidas, el no tener con qué pagar cualquier medicamento que uno tenga la desgracia de necesitar... Y entonces, hablemos.

soledadmorillobelloso@gmail.com
@solmorillob
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