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Bonanza vs. crisis

Debido a la falta de recursos propios, Venezuela tradicionalmente ha exportado todo su petróleo al exterior, así que la crisis energética del 2014 produjo una fuerte tendencia inflacionista

  • ECCIO LEÓN R.

24/04/2019 05:00 am

Una historia de bonanza que acentuó la dependencia histórica del petróleo, sin ahorro y con un modelo de fuertes controles dio paso a una de las peores crisis de Venezuela. La crisis económica venezolana o colapso económico venezolano se refiere al deterioro que se empezó a advertir en los principales indicadores macroeconómicos desde el 2012, y cuyas consecuencias se han extendido en el tiempo, no solo en el plano económico sino también en el político y el social.

El comienzo de la crisis económica supuso la explosión de distintos factores la crisis financiera, la escasez de alimentos y medicinas, la crisis bancaria, el colapso de empresas privadas, la inflación, la dependencia al petróleo, la falta de divisas (para individuos y empresas), el aumento del desempleo, lo que se tradujo en el surgimiento de movimientos sociales encaminados a cambiar el modelo económico y productivo, al igual que para cuestionar el sistema político, exigiendo una renovación democrática. La disminución del crédito a empresarios por parte de los bancos y algunas políticas de gasto llevadas a cabo por el régimen, el elevado déficit público de las administraciones municipales, corrupción política, deterioro de la productividad y competitividad y la alta dependencia de las importaciones fueron y son otros de los problemas que también han contribuido al agravamiento de la situación. La crisis se ha extendido más allá de la economía para afectar a los ámbitos institucionales, políticos y sociales, dando lugar a la denominada crisis en Venezuela que continúa en la actualidad, y además ha entrado en un proceso de hiperinflación, convirtiéndola así en una de las peores de América Latina.

La economía de Venezuela históricamente fue estado orientada a las exportaciones del petróleo y sus derivados, y ha sido dependiente de las importaciones de importantes rubros, razón por la cual la cotización histórica del bolívar venezolano expresada en unidades de moneda local por dólar estadounidense ha sido clave en la toma de decisiones de los agentes económicos. Desde mediados del siglo XX se mantuvo la estabilidad y fiabilidad que había caracterizado al bolívar como signo monetario, cuya última cotización libre el 18 de febrero de 1983 fue de 4,30 bolívares por dólar.

Debido a la falta de recursos propios, Venezuela tradicionalmente ha exportado todo su petróleo al exterior, así que la crisis energética de los años 2014 produjo una fuerte tendencia inflacionista. En junio del 2013, la inflación acumulada en los últimos doce meses fue del 56,2%. La abrupta caída entre el 2014-16 del precio del petróleo, hizo temer un riesgo de hiperinflación, Venezuela alcanzó la tasa de inflación más alta en los últimos 35 años, en el 2015 y en noviembre del 2017, hubo por primera vez hiperinflación desde que existen datos registrados. En diciembre de ese año, la economía siguió contrayéndose al tiempo que aumentaba la inflación otra vez. Entre el 2017-18, los precios subieron un 2616%, esta subida combinada con medidas de austeridad y un alto desempleo impactaron negativamente en el nivel de vida de los venezolanos. Al mismo tiempo, los salarios medios decrecieron (reales) y el poder compra adquisitivo se redujo notablemente.

La deuda pública, que representó un 34,62 % del PIB en el 2010, se duplicó en tres años, situándose en el 52,1 % en 2013, y en 2018 alcanzó el 161% del PIB. En cambio, la prima de riesgo comenzó a dispararse a finales del 2014 hasta la cifra de alta puntuación de 3181 puntos, acrecentando los temores de un posible rescate económico del Fondo Monetario Internacional a Venezuela. La prima de riesgo marcó una alta puntuación en agosto de 2017, anotando 5000 puntos básicos superando ocho veces la prima de riesgo de Grecia. Según el FMI, la economía se desplomo 60,% entre 2013-2018. Y se espera que el 2019 el PIB se volverá a contraer en 25% con una inflación de 10.000.000% entre el 2019-2020. Mas las nuevas sanciones de los Estados Unidos contra el Banco Central de Venezuela, que impedirán acceder a la divisa norteamericana y reduciendo la capacidad de negociar los bienes del país con terceros, repercutiendo en el dólar paralelo. A pesar de los cuantiosos recursos que la economía del país registró en el pasado súper ciclo del precio del petróleo, la deficiente gestión macroeconómica y una administración frágil de los ingresos petroleros llevaron a la economía venezolana a un grave problema de escasez de divisas y a una situación en la que se hacía imposible, con el régimen cambiario imperante, cumplir simultáneamente con las obligaciones externas y con las importaciones requeridas para mantener la normalidad económica. Venezuela ha venido cabalgando con una crisis externa que se ha convertido en una crisis de deuda, con sus típicos ciclos de euforia y deflación en los precios de los títulos de la nación.

En fin, las empresas privadas ya bastante afectadas por la insuficiencia de materias primas y bienes de capital importados y por un inadecuado diseño de la política cambiaria, la capacidad para ofrecer bienes y servicios del sector productivo de la economía venezolana fue sensiblemente afectada por la asfixia regulatoria y la política confiscatoria de medios de producción. Mientras que los controles no permitieron ni permiten cubrir los costos de producción, lo que alienta la escasez, en medio de lo cual floreció un mercado negro de bienes cuyos precios suelen fijarse hasta dos y tres veces la tasa del dólar paralelo.

@el54r
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