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Una historia de triunfos y derrotas

El liderazgo opositor. A este desastre se unió en la figura prometedora de Juan Guaidó y con el respaldo del Mundo occidental se lucha por el cese de la usurpación, gobierno de transición y elecciones

  • FELIX CORDERO PERAZA

21/04/2019 05:00 am

Mirando sobre el horizonte alcanzable de la Venezuela contemporánea miro la silueta de una nación maltrecha… esperanzada y reanimada por sus reservas morales, históricas y espirituales. Cuyos bríos y acicates les impulsan paulatinamente a superar sus limitaciones y amenazas. Es la historia de un pueblo que habla de su grandeza legendaria y su acumulada experiencia y evolución, ganadas con los honores del sacrificio y la faena egregia. Usufructuaria de un fecundo y estimulante imaginario colectivo, formado de generación en generación aprendido con el pasar de los tiempos revoltosos y apacibles. Ha sido la venezolana, una vida de cruzada y epopeya guerrerista. Desafío de ambiciones y apetencias individuales y grupales que instalaron por delante el interés personal al interés de la patria. Una constante historiográfica que marca indeleble la vida de la nación. 

Resucitó como el Ave Fénix
En cada coyuntura, resucitó el país como el Ave Fénix y se enderezaron las cargas y entonces florecieron los equilibrios sociales y económicos. Después de la Guerra de la Independencia 1810 y 1830 y fundada la República con la Constitución de 1830, como producto del pacto entre conservadores y liberales. El país avanzó hasta 1858. Interrumpida por la Guerra de la Federación, que trajo miseria, pobreza, enfermedades y muerte. Se calcula que en dicha guerra murieron unas 200 mil personas, el 10% de la población. Guerras entre caudillos regionales, golpes de estado, montoneras y bandas de asalto del poder y con ellos un nuevo presidente y una nueva Constitución. Llegó el ciclo del “Ilustre Americano” Antonio Guzmán Blanco, se pacificó al país y las obras públicas, ferrocarriles, vías y carreteras le dieron una imagen de progreso a la nación. Se creó el Bolívar como moneda nacional, la educación gratuita y obligatoria, se llevo a Bolívar al Panteón Nacional, recién construido y se remodelo la Plaza Bolívar con su estatua ecuestre. Se construyo el Palacio Federal de Gobierno y modernizó a Caracas. Continuaron las guerras internas, hasta que se instaló (1907) la dictadura de Juan Vicente Gómez. Se unificó al país y el despotismo duro hasta 1935; cuando murió el tirano. 

Triunfo y fracaso del Punto Fijismo 
Aparecieron las cuantiosas riquezas de los recursos naturales y el petróleo transformo a la nación en lo político, económico y social. La república superó etapas y se inscribió en las crónicas del desarrollo latinoamericano. Llegaron los tiempos de la democracia, el voto se hizo universal, directo y secreto, votaron las mujeres y se legalizaron los partidos políticos. Los gobiernos de López Contreras y Medina Angarita, cumplieron funciones de transición hacia la democracia. Un golpe de estado 1945, de la alianza AD y militares, derogó a Medina y luego nueva dictadura Militar se instauró hasta 1958. Cuando cayó Pérez Jiménez y regresó la democracia. Se impuso el Punto Fijismo y gobernaron los partidos AD y Copei. Haciendo grandes avances socio-económico y culturales, en Educación, salud pública, vialidad y obras públicas; en los cuatros primeros periodos constitucionales: Betancourt, Leoni, Caldera y Pérez. Periodos de progreso. A partir de allí involucionó la nación y el liderazgo Punto Fijista, agotó el modelo y la ingobernabilidad imperó. Se enseñoreó la corrupción, la pérdida de popularidad, se achicaron los partidos y se perdió el rumbo del desarrollo.

Esperanza de paz y prosperidad
Luego, 1998, vino la implantación del modelo del socialismo del siglo XXI, liderizado por Chávez. Quien aprovechó el desprestigio de los partidos, la crítica situación económica, el descontento militar y la impopularidad del punto fijismo. Han pasado 20 años y la aplicación del modelo socialista continúa y con él aumentó la pobreza, la hiperinflación devoró el valor del bolívar, la escasez ronda el 70% de los alimentos y medicinas y el país está dividido. Los servicios públicos son un total caos y la falta de energía eléctrica, agua, teléfonos, aseo y gas mantienen a la población en emergencia; tal como si estuviéramos en una guerra civil. El liderazgo opositor. A este desastre se unió en la figura prometedora de Juan Guaidó y con el respaldo del Mundo occidental se lucha por el cese de la usurpación, gobierno de transición y elecciones libres. De nuevo las reservas morales, naturales y potencialidades visualizan tiempos de paz, prosperidad y desarrollo. 

fcordero@eluniversal.com 

efecepe2010@gmail.com 

@efecepe2010
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